La importancia de adoptar hábitos sanos de vida y una correcta alimentación para obtener un mejor nivel de salud es conocida entre la sociedad. Sin embargo, existen otra serie de circunstancias que influyen a su vez en la posibilidad de disfrutar de una vida más saludable y ganar años de vida, tales como prevenir los efectos del cambio climático, de la globalización o los riesgos de origen ambiental y alimentario.

Estos requisitos, aunque ya habían sido tenidos en cuenta en las tres ediciones anteriores del Plan Andaluz de Salud, salen reforzados en el cuarto plan que la Junta de Andalucía acaba de poner en marcha y que implica a todas las áreas del Gobierno autonómico (empleo, educación, medio ambiente, innovación, vivienda y transporte). Estos seis ámbitos tienen mucho que aportar para que los andaluces aumenten su esperanza de vida con buena salud.

El cuarto Plan Andaluz de Salud incluye seis compromisos para lograr ese objetivo. El segundo compromiso pretende, entre otros propósitos, proteger y promover la salud de las personas ante el cambio climático, el ruido, la contaminación y enfermedades derivadas de los alimentos, del tabaquismo, de determinados trabajos, de una inadecuada depuración del agua, del exceso de vehículos en circulación, entre otras causas.

En este sentido, La Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales, en colaboración con otras consejerías, lleva a cabo labores de vigilancia sanitaria de la calidad de las aguas de consumo, de los abastecimientos, de las zonas de baño (playas y aguas continentales) y de las piscinas. También controlan la reutilización de las aguas residuales. Por otro lado, se realiza el programa de prevención y control de la legionella, en convenio con los ayuntamientos, lo que ha permitido reducir considerablemente la incidencia de este tipo de neumonía causada por bacterias que suelen encontrarse en los sistemas de agua y refrigeración de los edificios.

Otros cometidos del nuevo plan de la Junta son controlar la calidad del aire de los centros escolares y que los menús de los comedores sean sanos. Por otra parte, también se trata de vigilar la alimentación y estado sanitario de la fauna. Se lleva a cabo un control permanente de los mataderos, del sacrificio de animales para consumo familiar y de los productos alimenticios obtenidos en este sector.

COORDINACION Por su parte, desde la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales se coordinan las actuaciones de alertas recibidas desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan). En los últimos años se ha reducido el número de alertas alimentarias tramitadas en España, de 293 que hubo en el 2007 se pasó a 161 en el 2012. Los planes de la Junta de control de peligros biológicos y de riesgos químicos (por ejemplo, restos de pesticidas) en los alimentos verifican en los establecimientos que los productos que llegan al mercado no presentan agentes desencadenantes de enfermedades de transmisión alimentaria en niveles que supongan daño para la salud humana. En esta línea, la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales cuenta con un plan de supervisión y de inspección de los operadores y establecimientos alimentarios, para controlar que la producción, transformación, distribución y venta de los productos, incluyendo el comercio por internet, se haga con todas las garantías.