Desde el miércoles y hasta hoy viernes, el monumento del Sagrado Corazón de Córdoba estará iluminado de rojo como símbolo de defensa de la libertad religiosa y «de todos los que han derramado su sangre en defensa de su fe», según indicó ayer Carlos Carazo, subdirector de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esta iniciativa ya se ha llevado a cabo en monumentos emblemáticos de otras ciudades, como la Sagrada Familia de Barcelona, el Coliseo de Roma o el Parlamento de Londres.

Lo que se pretende con esta medida es simbolizar, según Carazo, una realidad más extendida de lo que puede parecer. Según el informe de Libertad Religiosa en el Mundo, presentado ayer en el Obispado de Córdoba, «el 61% de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa, bien por discriminación, bien por persecución, lo que significa que seis de cada diez personas en el mundo no pueden expresar con total libertad su fe». El citado estudio concluye que en 38 de los 196 países analizados se cometen violaciones de la libertad religiosa e indica que en los últimos dos años «la situación ha empeorado en lo que se refiere a las condiciones para vivir la fe».