Desde anoche y hasta mañana viernes, el monumento del Sagrado Corazón de Córdoba estará iluminado de rojo como símbolo de defensa de la libertad religiosa y “de todos los que han derramado su sangre en defensa de su fe”, según indicó ayer Carlos Carazo, subdirector de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Esta iniciativa ya se ha llevado a cabo en otras ciudades y ha afectado a otros monumentos emblemáticos de las mismas, como es el caso de la Sagrada Familia de Barcelona, el Coliseo de Roma o el Parlamento de Londres.

Lo que se pretende simbolizar con esta iniciativa es, según Carazo, una realidad más extendida de lo que puede parecer. Según el informe de Libertad Religiosa en el Mundo, presentado hoy en el Obispado de Córdoba y elaborado por la asociación que representa Carazo, “el 61% de la población mundial vive en países donde no se respeta la libertad religiosa, bien por discriminación, bien por persecución, lo que significa que seis de cada diez personas en el mundo no pueden expresar con total libertad su fe”.

El citado estudio analiza la situación en 196 países y concluye que en 38 de ellos se cometen violaciones importantes de la libertad religiosa. Indica que en los últimos dos años, que es el periodo que separa un estudio del siguiente, “la situación ha empeorado en lo que se refiere a las condiciones para vivir la fe”.

En el cinturón central de África, por ejemplo, “la libertad religiosa peligra por el avance del yihadismo en esta zona del continente”, tal y como se revela en el informe, que abarca todas las confesiones.

Dicho documento refleja también una preocupación “por la expansión del ultranacionalismo en países como la India”. En el caso de África, Carazo se refirió a las peligrosas circunstancias en las que desarrolla su labor el obispo de Bangassou, el cordobés monseñor Juan José Aguire, a quien la asociación ha otorgado un premio por su dedicación.

El informe pone de manifiesto que “327 millones de cristianos viven en países donde hay persecución religiosa y 178 millones en lugares donde se discrimina por seguir una religión”. Esto significa, continúa el documento, que “uno de cada cinco cristianos en el mundo vive en países donde hay persecución o discriminación”.

En el caso de Córdoba, Trinidad Lechuga, directora del Secretariado para los Cristianos Perseguidos de la Diócesis cordobesa, ha indicado que “en el Año Jubilar del Sagrado Corazón, que es el que estamos celebrando, qué mejor que iluminar este enclave para defender el derecho a la libertad religiosa”.