La apuesta de Sadeco por la llamada economía circular es firme y Europa está premiando a quienes lo hagan. El concepto economicista abarca un conjunto amplio de medidas que parten de la constatación obvia de que los recursos son finitos y que persiguen incrementar al máximo la reutilización de los residuos que generamos. La Unión Europea ha adoptado en la práctica esta filosofía, que tiene vertientes económicas, técnicas, sociales y legislativas, fijando el año 2030 como frontera para que los estados miembros logren reciclar el 65% de los residuos que generen y el 70% de los envases. Además, se obliga a los estados a limitar al 10% la eliminación de residuos en vertederos y se da paso a que el resto de la basura pueda ser incinerada, una práctica que llevan a cabo países como Alemania y Holanda.

En Córdoba, hoy por hoy, ya se reutilizan el 50% de los desechos, por lo que desde la empresa municipal consideran asumible llegar al reto marcado por la UE y hacerlo, además, sin necesidad de incinerar residuos, «algo que no ha estado, no está y no estará en la política de la empresa», dice su gerente, Javier Quijada.

La llamada pirámide de los residuos dice qué hacer con ellos antes de llevarlos al vertedero. Así, en el pico más alto de la pirámide estaría no producir esos residuos, después reutilizarlos y, finalmente, valorizarlos energéticamente. Sin embargo, el gerente de Sadeco considera que en Córdoba no será necesario incinerar, simplemente con la mejora de los pasos anteriores (reducir el consumo y mejorar el reciclaje). Además argumenta que para que las incineradoras sean rentables necesitan que entren residuos constantemente, incluso aquellos que debían ser reciclados, algo que es en esencia contrario a la filosofía de la economía circular.

Algunas cifras

Se calcula que en Europa se generan 40 kilos de residuos al día per cápita, de los que solo 1,2 son domésticos, mientras que el resto provienen fundamentalmente de la industria y la minería. En Córdoba se generan 150.000 toneladas de residuos domésticos al año. Que estos residuos acaben en una incineradora es 80 veces más caro que que terminen en un vertedero, según explica Quijada. Compartiendo la teoría de la economía circular, el gerente de Sadeco considera que «casi todo puede ser reciclable antes de pasar a un vertedero o a la incineración». La materia orgánica, por ejemplo, es directamente compostable y aplicable en agricultura, algo a tener muy en cuenta en una región como la andaluza con las tasas de erosión más altas de Europa. Para que la recogida de la materia orgánica sea cada vez más eficaz, la empresa municipal sabe que debe seguir trabajando en campañas para incentivar el buen uso de los contenedores.

Proyecto innovador

Esta semana, responsables de Sadeco, con su presidente, Pedro García, a la cabeza, han viajado a Bruselas para conocer de cerca el tipo de proyectos que Europa financiará en base a esta filosofía con un montante de 650 millones de euros hasta 2020 y 5.500 millones de euros más en fondos estructurales. Precisamente en noviembre se ha producido el lanzamiento de la segunda convocatoria de estas ayudas a las que aspira Sadeco. La intención de la empresa cordobesa es perfilar «un proyecto innovador» antes de marzo para concurrir a estas ayudas, explica Quijada.

Además, la empresa municipal pondrá en marcha medidas que permitan alcanzar la meta del 2030, que pasan por fomentar el consumo responsable (menos consumo, menos residuos), incentivar la reparación y la reutilización de pequeños electrodomésticos y mobiliario, que se puedan comercializar de nuevo; potenciar las redes de trueque, que son un ejemplo de reutilización; gestionar mejor la materia orgánica y mejorar técnicamente la planta de reciclado. «Tenemos que lograr que los ciudadanos no mezclen la materia orgánica con la inorgánica», dice el gerente, que además da un consejo práctico cuando se tengan dudas de si el desecho es orgánico o no: «En caso de dudas, échelo al contenedor amarillo».