Tras dos años sin pisar Córdoba, la cabalgata de los Reyes Magos por fin recorre sus calles, en un día en el que el sol, las ganas y la ilusión son sus principales acompañantes. El Arenal comenzaba a recibir poco a poco a todos los integrantes del cortejo desde tempranas horas de la tarde. Cargar caramelos, ultimar los detalles, colocar bien los disfraces y afinar los instrumentos. Todo lo necesario para que este año se olvide la desilusión del 2016.

A las 5 de la tarde, más puntual que nunca, un cohete anunciaba que Melchor, Gaspar y Baltasar ya estaban en tierras cordobesas. Una plaza abarrotada de niños, y no tan niños, los esperaban. El cortejo hizo acto de presencia encabezado por el pasacalles funky de los hermanos Moreno, aportando una nota de color a esta tradición que pone fin a las fiestas navideñas. A partir de ahí, 16 carrozas y una lluvia constante de caramelos y juguetes, muchos juguetes.

Los cachorros policías, el Mundo marino, el Cartero real e incluso un Portal de Belén son algunas de las carrozas que abren paso a sus tres majestades, entre las que cerca de 100 voluntarios velan por el buen funcionamiento del cortejo. Además, sin olvidar la seguridad, varios efectivos policiales y servicios sanitarios forman parte también de esta comitiva de la ilusión, que dará paso a la noche de la ilusión y de la que están disfrutando ahora los cordobeses.