Cristina Marabotto es madre de dos hijos, imparte clases de Lengua en el instituto Miguel de Cervantes de Lucena y oposita. Como ella, muchos cordobeses se han visto sorprendidos por una pandemia de coronavirus que ha dejado en el aire sus exámenes para lograr una plaza en el sector público y que ha trastocado sus vidas de manera que en el último año se han convertido, además de en trabajadores y estudiantes, en docentes de sus hijos, entre otras responsabilidades.

Cristina afirma que la oposición «es un sacrificio para toda la familia y una carrera de fondo que implica un desgaste físico y psicológico importante». Estudia para tener su puesto de profesora de Lengua en Secundaria y las pruebas estaban programadas para junio del año pasado, pero «el aplazamiento se hizo de forma regular, porque no se dijo nada claro hasta bien pasado el confinamiento y mientras en otras comunidades se dijo de forma rápida, en Andalucía se iba aplazando el anuncio».

«Fue un poco angustioso, no se resolvía nada pese a anunciarse reuniones. Se veía un poco como menospreciar el esfuerzo que implica prepararse unas oposiciones», recuerda. El año pasado llevaba un ritmo de estudio «bastante bueno», pero a raíz de la crisis sanitaria «el trabajo en el instituto se ha multiplicado por cinco» y cree que «quienes no son interinos tienen muchas más posibilidades de sacar plaza que los que lo somos, no sé si se podría hacer algo para que todos los opositores compitan en igualdad de condiciones. En el 2018 aprobé con muy buena nota, pero no saqué plaza, y ahora trabajo y no tengo tanto tiempo para estudiar», lamenta. Como contrapunto a esta situación, Cristina subraya que «estoy contentísima con la experiencia como profesora. Antes de esto vivía del teatro, que me apasiona, pero este trabajo es maravilloso y te aporta muchas satisfacciones».

Por su parte, Alicia, nombre ficticio de otra opositora que aspira a conseguir una plaza en Tramitación procesal o Auxilio judicial, explica que en su caso decidió retomar las oposiciones después de perder el empleo en el 2020. También madre, se dedicaba al comercio internacional, pero la empresa en la que trabajaba «ha dado un batacazo grande» con la crisis sanitaria y desconoce si podrá recuperar su puesto.

Alicia es licenciada en Ciencias Ambientales y habla tres idiomas extranjeros (inglés, alemán y francés). Asegura que la pandemia «me ha enseñado que necesito un trabajo en el que poder conciliar. Mis hijos son pequeños y tengo que planificar mi futuro con ellos y en unas circunstancias que se prevé que pueden seguir siendo complejas. No me veo cogiendo aviones para visitar empresas».

En su caso, destaca que los aplazamientos en las fechas de los exámenes «me favorecen, porque mi disponibilidad para estudiar se ha reducido considerablemente», y recuerda que «en el último año nos hemos convertido en mamá profesora, opositora y todo lo que hemos podido» para afrontar la crisis sanitaria generada por el covid-19.