Las restricciones impuestas al tabaco en la vía pública y espacios abiertos, que entraron en vigencia el lunes para tratar de frenar el avance de la pandemia del covid-19 en España, amenazan con apuntalar la caída de las ventas iniciada ya con el coronavirus. El presidente de la Unión Provincial de Estanqueros de Córdoba (Unpreco), Manuel Juan Fernández Vicario, estima que ese descenso de las ventas desde marzo a agosto se cifra en torno al 22% respecto al año pasado y teme que las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno empeoren la situación. ¿En qué grado lo harán? Aún no lo sabe, pero está convencido de que harán mella en el negocio. «Es cierto que no se ha prohibido, pero si no te puedes fumar un cigarro en un bar que ya tenía las mesas suficientemente separadas, me lo cuentas», razona.

«Además de la pandemia y la crisis económica ahora viene esta historieta populista de que el virus vuela con el tabaco», comenta el representante de los 300 estanqueros que hay repartidos por Córdoba capital y provincia, que también pone en duda que la medida adoptada en primer término por el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, y después por el resto de comunidades autónomas, tenga «algún tipo de respaldo científico». «Estamos hasta las narices de tanta historia», asegura.

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«Una persona educada jamás le echa ni el humo ni el aliento a nadie en la calle. La solución es tan sencilla como echar el humo para otro lado, como se hace cuando uno tose», zanja. «Todas las imbecilidades que se inventen nos hacen daño», concluye quien encabezó durante años la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España.

Manuel Juan Fernández lamenta, además, que durante este tiempo nadie se haya acordado de ellos y recuerda que no han recibido ningún tipo de ayuda ni se han podido acoger a ERTEs. «No hemos hablado de la labor que hemos hecho al abrir durante el confinamiento, porque hay que recodar que los estancos no solo vendemos tabaco, sino que somos concesionarios administrativos del Estado y que, además, cargamos el bonobús, el teléfono, los impresos...». Para el gremio de los estanqueros lo único bueno que trajo el confinamiento fue la caída del tabaco de contrabando por la restricción de la movilidad. Antes del covid-19, el tabaco de contrabando suponían el 40% del consumo de cigarrillos en Córdoba, una cifra avalada por el Ministerio de Hacienda. «Durante el confinamiento, como no hubo tráfico, parte de ese consumo la asumimos los estancos. A lo mejor nos quedamos con un 15 o un 20% y por eso no bajamos tantísimo esos meses, por esa, digamos, compensación». Sin embargo, ahora que se ha reactivado el mercado negro se ha vuelto al panorama anterior a la pandemia. «Desde marzo hasta aquí hemos perdido el 22% de las ventas, aunque hemos mejorado algo los últimos meses», afirma y puntualiza que ha habido diferencia entre los estancos de barrio, donde se han visto las fotos de colas en el confinamiento, y los del centro, algunos de los cuales han estado tres meses sin tener que comprar género.

Aunque el presidente de Unpreco no tiene datos sobre el impacto que esta situación ha tenido en el empleo del sector, se remite al caso de su propio estanco, donde la empleada ha sido despedida. «Nosotros teníamos una persona y la tuvimos que despedir. No he podido volverla a llamar con todo el dolor de mi corazón y la gente está con mucho miedo al futuro. Ni los funcionarios, que eran los únicos que lo hacían, compran coches».

Desde la Unión Provincial de Estanqueros de Córdoba no reclaman subvenciones, sino una rebaja de la carga impositiva que soportan estos establecimientos. «El Ayuntamiento de Córdoba lo ha hecho muy bien en este sentido», admite quien también es miembro del Comité Ejecutivo de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO) y que defiende una moratoria de seis meses en el pago de tributos, en vez de que se articulen ayudas.