Un examen oftalmológico y otro psicológico. Eso es lo que pidió una médica de la Unidad de Aparato Locomotor del CARE Carlos Castilla del Pino, consulta dependiente del hospital Reina Sofía, a una paciente de post-polio para acceder a recetarle la renovación de una silla de ruedas eléctrica. Unos requisitos "absurdos, absolutamente innecesarios y hasta degradantes", critica el presidente de la asociación Red de Madres y Padres Solidarios (ReMPS), Francisco Ureña, quien asegura que la situación de esta paciente "por desgracia, no es extraordinaria".

"Las personas que sufren alguna enfermedad rara suelen encontrar muchas trabas, a veces tan incoherentes como las mencionadas, para acceder a medicamentos, servicios como rehabilitación o logopedia, o recursos como sillas de ruedas, material ortopédico, etc.", asegura Ureña.

En este caso, la médico llegó a decir a la paciente que "a ver si te has creído que esto es un supermercado" porque solicitó la renovación de la silla de ruedas eléctrica que necesita para desplazarse y de las plantillas y las botas que utiliza por la deformidad congénita que sufre en ambos pies a causa de la poliomielitis.

"Solo marean a los enfermos o a sus familiares -porque la mayoría son niños- con solicitudes innecesarias y les hacen perder el tiempo suponemos que esperando que se aburran y dejen de reclamar los servicios y recursos a los que tienen derecho", lamenta Ureña quien recuerda que solicitudes como hizo la referida médico "no solo hacen perder el tiempo a los pacientes, sino que suponen un gasto sanitario innecesario y también un mal uso de la sanidad pública".

Eso debió parecerle al oftalmólogo al que fue derivada la paciente, que se limitó a garabatear unas frases en el propio folio de la cita: "La agudeza visual corregida de esta paciente es de 1 en ambos ojos. Puede por tanto conducir cualquier tipo de vehículo a motor, baterías eléctricas o energía nuclear. Saludos". De hecho, la paciente tiene carnet de conducir.

Para ReMPS es "lamentable que quienes tienen que tener una mayor sensibilidad hacia los pacientes sean los que, olvidando su juramento hipocrático, sometan a los enfermos a un calvario de trámites administrativos, a la incertidumbre y lo que es aún peor, a la ignorancia, porque en muchas ocasiones no son informados correctamente de los medicamentos o tratamientos para sus enfermedades, de los centros de referencia y, en general, de sus derechos sanitarios".