El hospital Reina Sofía aspira a ofrecer pronto las técnicas CAR-T, nuevos tratamientos para ciertos casos de linfoma (patología de la que ayer se conmemoró el día mundial) y de leucemia linfoblástica aguda en recaída o refractaria. El especialista en hematología del Reina Sofía Joaquín Sánchez se muestra esperanzado en que como muy tarde, para el próximo año, el hospital cordobés sea designado por el Ministerio de Sanidad para poder ofertar estos tratamientos, pues el Reina Sofía cuenta con la infraestructura y la preparación para ello. En abril Sanidad aprobó que once hospitales españoles administren estas terapias, grupo en el que solo hay un centro andaluz, el Virgen del Rocío de Sevilla, hospital al que se han derivado desde Córdoba casos muy concretos para valorar si pueden beneficiarse de las técnicas CAR-T.

El doctor Joaquín Sánchez explica que en Córdoba se diagnostican cada año entre 100 y 120 nuevos casos de linfoma (cáncer del sistema linfático), que afectan de forma más frecuente a personas de entre 60 y 70 años. La cifra de nuevos pacientes se mantiene estable, según datos del Grupo Español de Linfomas-Trasplante Autólogo de Médula Ósea (Geltamo), del que forma parte el Reina Sofía. La Organización Mundial de la Salud recoge la existencia de más de 50 tipos de linfoma, entre los que sobresalen los linfomas difusos de células grandes (que suelen ir asociados a pérdida de peso y de apetito, fiebre y la existencia de algún bulto en axila, ingle o cuello) y los linfomas foliculares (que crecen más despacio y a veces no dan síntomas). Sánchez recalca que la supervivencia al linfoma ha mejorado en los últimos años y destaca que el Reina Sofía dispone de todos los tratamientos de primera y sucesivas líneas frente a los linfomas y de varios ensayos clínicos. Entre un 60% y un 70% de pacientes con linfoma difuso se logra curar con tratamientos de inmunoquimioterapia, pero para los casos refractarios a esta medicación el Reina Sofía cuenta con más de tres décadas de experiencia en trasplante de médula ósea, tanto en autotrasplante (injerto del propio paciente) como en alotrasplante (de un donante con parentesco o no) alogénico de progenitores hematopoyéticos.