La innovación en el sector agrario es una constante que va abriéndose paso a pleno ritmo en los últimos años. Más allá de iniciativas dispersas, despunta una nueva generación de empresarios y emprendedores empresariales determinada a introducir la tecnología en el campo gracias a la calidad de los productos de los que disponemos y su enorme capacidad de desarrollo.

De esta generación forma parte Francisco Gálvez, CEO de Galpagro, una empresa familiar que nació hace 25 años para dedicarse a la distribución de productos agroquímicos y que hoy se ha convertido en uno de los nombres más importantes de la innovación agroalimentaria española.

De hecho, Galpagro encabeza, y participa, en diversos proyectos de innovación y transformación digital con dos principios: uno, la colaboración público- privada para garantizar el desarrollo del sector. Dos, la mirada hacia el futuro a medio y largo plazo de uno de los sectores de mayor peso en la economía andaluza.

Sobre la colaboración, Gálvez destaca el papel de las universidades, «tenemos una relación muy estrecha con la UCO a través de la investigación y la formación y participamos en proyectos con otras universidades españolas como la Politécnica de Madrid o la de Sevilla y organismos europeos como el CNR (Centro Nacional de Investigación italiano)».

Sobre el futuro, el convencimiento absoluto de que este se crea «sobre la base de alianzas entre las universidades, las administraciones públicas y las empresas». Ahí están los hechos: en materia de investigación, Galpagro forma parte destacada junto a la Universidad de Córdoba del proyecto para hacer frente a la xylella fastidiosa en el olivar y el almendro, incluido en el programa europeo Life Resilience.

En cuanto a la formación, la empresa lidera con la UCO el «primer y único máster universitario europeo de transformación digital del sector alimentario». Sobre ambas, Francisco Gálvez destaca las iniciativas en «El Valenciano, la finca experimental donde desarrollamos el I+D+i de la empresa y donde tenemos una aula para la innovación y tecnología en el sector agroalimentario» -parte del máster se impartirá allí-, «que será punto de encuentro para difusión y transferencia de conocimientos y que potenciaremos en septiembre».

Una de las iniciativas más singulares de Galpagro es Olivetrace, un proyecto de blockchain junto a IBM y la también cordobesa Rurápolis, que mira hacia «un nuevo concepto de agricultura que combine ser productivos y a la vez sostenible a través de un nuevo un nuevo modelo de negocio». Pura disrupción.