El Palacio Episcopal inició hace tres años las obras para la última fase de su reforma después de una década de intervenciones que han ido mejorando su aspecto y sus estancias. Desde entonces, el proyecto ha sufrido cambios, tanto para mostrar los importantes restos arqueológicos que aparecieron durante la intervención como para adaptarse a las exigencias de Cultura y de Urbanismo. Durante ese tiempo, el proyecto ha avanzado y se ha atascado en varias ocasiones. Ocurrió el año pasado y vuelve a suceder ahora, momento en el que la iniciativa se ha estancado otra vez. El promotor del proyecto, el Obispado (también interviene el Cabildo), se ha cansado de esperar, de introducir modificaciones y de acuerdos verbales que no dan frutos, mientras que Urbanismo insiste en que no puede dar la licencia pedida en mayo del 2017 hasta que no se cumplan los requisitos exigidos. La semana que viene habrá una reunión entre ambas partes para intentar buscar soluciones. De momento, el Obispado no descarta que la paralización acabe en la vía judicial.

Paralización

El mes pasado, el Obispado dirigió un escrito a Urbanismo, acompañado de los planos de las últimas modificaciones hechas tras una reunión que se produjo en diciembre del 2017, en la que estuvo el gerente, Emilio García, y en la que se «llegó al acuerdo de aceptar la adecuación» a «los objetivos de la ficha del catálogo del Palacio Episcopal y realizar ligeras modificaciones» en relación a la planta alta del cuerpo acristalado que se construirá en el patio de carruajes. Según fuentes del Obispado, el gerente pedía que se ajustase al volumen de la torre una escalera volada que se alzará sobre los restos arqueológicos, y que la parte alta del cuerpo acristalado se quede solo como una galería con visera para ocupar lo mínimo. El Obispado estaba convencido de que tras aquella reunión, y con los cambios realizados en los planos, lograría el informe favorable de Urbanismo. Sin embargo, y según las mismas fuentes, hace unos días el Obispado se enteró de que «el gerente de Urbanismo quiere eliminar la escalera» y sugiere que se coloque alejada de la torre, en las inmediaciones de la cafetería o en la parte del Museo Diocesano donde están los aseos, que ve «imposible» porque «estrangula los flujos de circulación».

Opinión de los promotores

Los promotores del proyecto tienen claro que «no incumple la normativa del plan especial, ni de la ficha del catálogo» y que «Urbanismo por dos veces ha faltado a lo acordado», por lo que «nos sentimos engañados». Las fuentes del Obispado consultadas recuerdan las concesiones hechas, entre ellas, las referentes al cuerpo acristalado, que iba a ser de doble altura (10 metros), que se ha reducido a la mitad y se ha aligerado al máximo hasta quedar su planta alta como una galería descubierta con una baranda de cristal. Insisten en que en «todo lo presentado en Urbanismo ha habido consenso previo, no ha habido ningún documento presentado de motu proprio por el Cabildo». De momento, estas fuentes aseguran que su intención es que cuando reciban el informe de requerimiento de Urbanismo para cambiar la ubicación de la escalera, «nos reiteraremos en lo presentado hasta ahora».

El parecer de Urbanismo

Urbanismo considera que las desavenencias sobre la escalera «se pueden solucionar» ubicándola en la zona de Amador de los Ríos o en la parte del Museo Diocesano, por lo que «es un tema menor». El organismo municipal ya ha emitido un informe en el que, según fuentes del mismo, pide la retirada de la escalera. Estas fuentes afirman que la escalera «interrumpe» y no entienden que «si su objetivo es proteger los restos arqueológicos, aunque sea ligera, se meta en medio». Además, añaden, «desemboca en la terraza», «compite con la torre» y «distorsiona» un «elemento catalogado». Es más, recuerdan que en la licencia concedida en el 2014 «estaba resuelto el tema» en Amador de los Ríos «y si se cambia a otro sitio, es para mejorar», por lo que «hay opciones» para reubicarla que «no producen distorsiones». Urbanismo reconoce que ha habido «un proceso de limpieza» del proyecto», que se «ha simplificado» hasta dejar un cuerpo acristalado de una sola planta.

Proyecto global

El proyecto global, ejecutado en parte, consiste en darle un uso al patio de carruajes como zona de descanso y encuentro, y a las estancias de las crujías sur (Amador de los Ríos) y este (Torrijos) para su destino como espacio expositivo. Con esta intervención, además de recuperar el Museo Diocesano, se habilita un centro de interpretación del conjunto monumental formado por el mismo y por la Mezquita-Catedral. La idea es que en la parte alta de las dos crujías haya una zona de interpretación con audiovisuales y maquetas. Además, la torre será visitable hasta su última planta y habrá un mirador en la cubierta que da a la calle Torrijos con vistas inéditas de la Mezquita-Catedral. La recuperación de la arcada del patio, para que luzca en todo su esplendor, es otro de los aspectos que contempla.

La idea del cuerpo acristalado surgió después de la aparición de los restos del alcázar califal para integrarlos, como elemento para conectar las dos crujías y como espacio amplio de acogida al visitante. En la parte baja de Amador de los Ríos irá un ascensor, la cafetería-repostería y la tienda, mientras que en la de Torrijos, y dentro del cuerpo acristalado, habrá un gran vestíbulo, con un mostrador para atender a los visitantes y vender las entradas. En esa zona estará el acceso al Museo Diocesano. En ese vestíbulo podrán contemplarse los hallazgos arqueológicos, unos a la vista y otros cubiertos con pavimento de vidrio. Además de los vestigios del alcázar califal (que iba en paralelo a la Mezquita), han aparecido restos del último arco del sabat y una calle romana.

La planta alta del cuerpo acristalado será zona de estancia y de paso. Este proyecto, que superará los 5 millones, tendrá un plazo de ejecución de ocho meses una vez que se reanuden las obras.

Dictamen de Cultura

Para entender los vaivenes de esta iniciativa hay que remontarse a noviembre del 2016, cuando Cultura emitió su dictamen favorable al anteproyecto. En el informe explicaba que el Cabildo había decidido mantener las taquillas de la Mezquita en el Patio de los Naranjos (además de contar también con un mostrador de venta en el nuevo cuerpo acristalado). Ese había sido uno de los elementos de discordia, ya que surgieron voces en contra del traslado total de las taquillas de la Mezquita-Catedral al Palacio Episcopal. El dictamen describe los cambios que ha sufrido el proyecto (que afectan a la tienda y la escalera que estaba en la parte de Amador de los Ríos) y define el nuevo cuerpo «con dos plantas escalonadas», de las que la superior es «solo una galería», con «fachada retranqueada totalmente acristalada». También alude a la escalera. En aquel momento se hablaba incluso de una celosía que fue descartada a petición de Urbanismo. Cultura pidió que se afinasen «las soluciones de diseño» durante la redacción del proyecto y que se definieran los contenidos interpretativos de la Mezquita-Catedral.

El informe de Urbanismo

En marzo del 2017, el servicio de Licencias de Urbanismo emitió un informe que ponía de manifiesto discrepancias, entre ellas, que el proyecto introduce «usos» no previstos en una innovación del 2011 como los «espacios expositivos del conjunto monumental de la Mezquita-Catedral» o «las taquillas para la venta de entradas». En ese informe, Urbanismo «recomienda replantear la construcción de la escalera», que, a su juicio, no resuelve la comunicación fluida con el resto de dependencias, y «la galería de la planta primera, que introduce un elemento más de distorsión en el patio catalogado».

Respuesta del arquitecto

Un mes después, el autor del proyecto, Francisco Javier Vázquez Teja, presentó un informe en Urbanismo para rebatir sus argumentos, en el que indicaba que las objeciones «son contradictorias con los análisis previos realizados junto con los técnicos municipales y el acuerdo consensuado» con «los mismos» y Cultura. El arquitecto intentaba zanjar el tema de las taquillas diciendo que las que se ubiquen en el Palacio Episcopal «deben ser consideradas como las del Museo Diocesano». Además, avisaba de que cada vez son más frecuentes las reservas por internet. En cuanto a la escalera, insistía en que si se vuelve a ubicar en la parte de Amador de los Ríos, se crea «un pasillo de 1,20 metros» que es «insuficiente» para el flujo de visitantes. En cuanto a la galería, negaba que «distorsione el patio» y afirmaba que su disposición «fue la conclusión final al análisis conjunto efectuado entre los técnicos municipales».

Segundo visto bueno

Cultura se volvió a pronunciar en octubre del 2017, pero ya sobre el proyecto básico, que es el que se aborda para la concesión de la licencia pedida en mayo. El informe explica que el Diocesano está siendo «reformulado» con «una propuesta de actuación integral» y que la idea es «completar el recorrido del visitante al conjunto monumental con el propio Palacio Episcopal, a través de visitas guiadas». Cultura informó «favorablemente» el proyecto básico reformado con algunas observaciones, ya que considera que no se ha avanzado en «las soluciones de diseño» para lograr la máxima transparencia y protección solar. Cultura pidió documentación complementaria, que el Obispado ya le ha enviado. El informe insiste en definir los contenidos interpretativos de la Mezquita-Catedral y pide que se tengan en cuenta las observaciones hechas por Urbanismo.

Con dos informes favorables de Cultura en sus manos (al anteproyecto y al proyecto), el Obispado insiste en que el proyecto tiene los parabienes para salir adelante, mientras que Urbanismo no lo ve así. En este punto, la reunión de la semana próxima será decisiva.