La fase de adjudicación de los concursos de obras es cada vez más complicada, tanto por el elevado número de empresas que participan como por la rebaja económica que ofertan. Uno de los concursos pendientes de adjudicación, el de las obras de los 3,2 kilómetros de carril bici del cinturón histórico que incluyen la vía ciclista de la ronda del Marrubial, refleja lo que está ocurriendo con muchos proyectos, que obliga a las mesas de contratación a mirar con lupa cada oferta. Este concurso, convocado por la Junta en febrero, ha suscitado el interés de 56 empresas, la mayoría de las cuales están dispuestas a ejecutar la obra por casi un 30% menos de lo previsto. Esto significa que si el presupuesto base de la licitación es de 2,1 millones de euros sin IVA, la media ofertada por los participantes en el concurso es de 1,5 millones (sin el IVA también).

Entre las 56 ofertas presentadas a este concurso, que supondrá el inicio de la primera fase de la reforma del Marrubial, hay tres de empresas que están dispuestas a ejecutar el proyecto por 1,7 millones, que es la cifra más elevada de todas las que aparecen en el listado. Esos 1,7 millones son, por tanto, la cantidad máxima que puede costarle a la Junta el proyecto licitado por 2,1 millones. Esa cifra es un 19% inferior a la fijada en la licitación.

Otra de las circunstancias cada vez más frecuentes en los concursos son las bajas temerarias o desproporcionadas que se producen. Normalmente, en todas las licitaciones suele haber dos o tres empresas que en su oferta económica hacen una rebaja considerada temeraria, es decir, están dispuestas a ejecutar la obra por un presupuesto muy bajo. Ante esas bajas desproporcionadas, la administración competente opta por dejarlas fuera del concurso. En este caso, la mesa de contratación de la Consejería de Fomento ha detectado nueve bajas desproporcionadas al estar dispuestas las empresas que proponen las cantidades a llevar a cabo el proyecto por 1,4 millones o menos (hay una que propone ejecutar la actuación por 1,2 millones, un millón menos de lo previsto en la licitación).

La excesiva rebaja en las licitaciones puede llevar después a modificaciones en los proyectos, a divergencias entre las empresas y las administraciones que las contratan durante la ejecución de los trabajos y, en el peor de los casos, a la paralización de obras. Basta recordar casos como el del Palacio de Congresos de la calle Torrijos, la antigua Magisterio, o el Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones.