Raimundo y Valeriano Mínguez son hermanos de sangre y de corazón, ya que ambos han recibido sendos trasplantes cardiacos en el hospital Reina Sofía, con solo un año de diferencia entre ambas intervenciones. Raimundo, de 30 años, fue el primero. Su trasplante se produjo el 28 de junio del 2018, mientras que su hermano Valeriano se benefició de un injerto cardiaco el 22 de junio del pasado año.

Raimundo y Valeriano, que son de Fuente Carreteros, han apoyado con su presencia la rueda de prensa que el hospital Reina Sofía ha ofrecido hoy para hacer balance de los trasplantes efectuados durante el 2019 y han contado cómo ha sido su vida hasta que llegó el trasplante.

Raimundo, que al igual que su hermano, ha convivido hasta el trasplante con una miocardiopatía hipertrófica severa por mutación genética, sufrieron sendas paradas cardiacas en distintos momentos de su vida, de las que se pudieron recuperar gracias a que, como ha explicado el doctor José María Arizón (responsable de trasplante cardiaco en el Reina Sofía) se les implantó un desfibrilador automático (DAI) hasta que su situación se agravó y la alternativa era el trasplante.

El primero en conocer que padecía esta enfermedad fue Valeriano. Al estudiar en el Reina Sofía al resto de la familia comprobaron que Raimundo sufría igualmente este problema. Valeriano ha relatado que en el 2003 supo que presentaba una miocardiopatía hipertrófica tras caer desplomado al suelo un día que estaba jugando al fútbol, motivo por el que le implantaron un desfibrilador automático.

Este dispositivo no le dio mayor problema e incluso le permitió trabajar como mecánico hasta el 2015. Sin embargo, un día a Valeriano le dio una parada y su salud se fue deteriorando, motivo por el que le concedieron la jubilación. Este joven ya no podía hacer vida normal, dependiendo de la ayuda de otras personas para muchas cosas, por ejemplo subir escaleras, como las de El Arcángel, ya que él es socio del Córdoba CF. En marzo del año pasado se casó. No pudo irse de luna de miel, porque poco después su estado empeoró y “fue todo cuesta abajo sin frenos hasta el 22 de junio que me trasplantaron”.

Mientras llegaba el trasplante, que se produjo a los 9 días (unos días que se hicieron eternos para él), a Valeriano le tuvieron que poner ECMO (oxigenación por membrana extracorpórea). Valeriano se siente muy agradecido a todo el hospital Reina Sofía por la atención que ha recibido en todo este tiempo y por los ánimos que le transmitían en los duros días en la UCI. “Me quedé en shock cuando me dijeron que había un corazón para mí. Cuando desperté, solamente cómo me bombeaba el pecho pude notar el corazón, algo que llevaba años sin sentir”, recalcó este joven.

Valeriano agradeció a la familia del donante que dijera sí a la donación, “ya que gracias a ello hoy estoy aquí. Donar regala vida y aquí estamos mi hermano y yo de ejemplo".

La historia de Raimundo

Su hermano Raimundo, muy emocionado y más tímido que su hermano, contó que en el 2008, como consecuencia de una primera parada, le pusieron en el Reina Sofía un desfibrilador, pero no acababa de adaptarse al mismo, así que tras una segunda parada, le tuvieron que implantar un marcapasos provisional hasta que entró en lista de espera para trasplante. Raimundo expuso que se siente muy bien tras el injerto y que puede realizar deporte (hacer bicicleta, correr).

Ambos no se plantean grandes metas, solo vivir día a día esta de segunda oportunidad de continuar viviendo y de estar más unidos que nunca.