Rabanales 21 vuelve a estar en el punto de mira. Las complicaciones surgidas en el tramo final de la tramitación del centro comercial Rabanales Plaza ponen en evidencia las dificultades que está encontrando una iniciativa que unas veces avanza y otras se estanca, ya que a lo largo de su arduo camino está tropezando con un sinfín de obstáculos. El último ha sido un informe de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta, preceptivo pero no vinculante, que realiza una serie de observaciones de lo que considera que no se ha realizado bien o cree que falta por hacer. Comparta el contenido o no, el Ayuntamiento ha decido hacerle caso y no arriesgarse a encontrarse con una situación similar a la del plan de la carretera de Palma, en la que no atendió las exigencias de la Junta, que acudió a los tribunales, y el documento sigue en el limbo. El Ayuntamiento está negociando con la Junta los pasos a dar e intentando que sean los más cortos posibles, aunque, pase lo que pase, la modificación del PGOU para implantar el centro comercial se retrasa.

Más de dos años de espera desde el inicio

Más de dos años han pasado ya desde que la sociedad Parque Científico Tecnológico Rabanales 21 presentara en Urbanismo la documentación para iniciar una modificación de PGOU para cambiar los usos de una parcela considerada como «zona de producción» para que tenga un «uso comercial destinado a gran superficie minorista». La aprobación inicial por parte de Urbanismo se produjo en diciembre del 2014, con el PP al frente del Ayuntamiento, y en enero fue aprobada por el Pleno con los votos del PP y la abstención de IU, PSOE y UCOR. En aquel momento surgieron voces en contra del centro comercial, que recibió alegaciones.

Sin embargo, el primer gran escollo fue un informe de Comercio de mayo del 2015 que condicionaba el proyecto al desarrollo de la Ciudad de Levante, algo impensable. Después, llegaron las elecciones municipales, el cambio de gobierno y las reticencias por parte de PSOE e IU hacia el centro comercial, que llegó a descartar IU. Sin embargo, después de un ultimátum a Rabanales 21 del promotor, afloró la delicada situación del parque, con deudas a la Junta, Gobierno central, UCO y Ayuntamiento, que hacían imprescindibles soluciones inmediatas.

El centro comercial se convierte en necesidad

Tras la paralización inicial, el centro comercial se convirtió en una necesidad y empezaron las negociaciones para impulsarlo. El resultado fue un cambio en la idea inicial, que dio más protagonismo a la innovación. Al mismo tiempo que avanzaban las negociaciones sobre el centro comercial, Rabanales 21 conseguía una prórroga para saldar la deuda de 10 millones que mantiene con la Agencia Idea de la Junta. La moratoria, que fue recibida como un balón de oxígeno, está condicionada a un plan de viabilidad, a que culmine la venta de la parcela comercial y su desarrollo y a cerrar el preacuerdo con el Gobierno central para pagarle 1,5 millones de los 5 que le debe. Para que no hubiera dudas, Comercio tubo que emitir un informe aclaratorio que permitió aprobar en septiembre del 2016 de forma provisional la innovación con los votos de PSOE, IU, PP y Ciudadanos y la oposición de Ganemos. La idea era tener todos los trámites aprobados a principios del 2017.

Nuevo escollo urbanístico en el tramo final

Ordenación del Territorio emitió su informe en diciembre. Lo que en un primer momento se recibió en el Ayuntamiento con cautela, se ha convertido en estas dos últimas semanas en un auténtico jarro de agua fría para el proyecto comercial. El informe de Ordenación del Territorio hace distintas observaciones pero hay dos que son fundamentales. Por un lado, considera que la parcela no puede tener el uso comercial que se pretende, que es no solo servir al parque tecnológico, sino atender otras zonas colindantes. La razón es que Urbanismo realizó una innovación en el 2005, la de la Ciudad de Levante, que solo contempla el uso comercial ligado al parque. Por otro lado, señala que hace falta un estudio de impacto ambiental por una normativa que entró en vigor cuando la innovación ya estaba iniciada. Al margen de los efectos que han tenido estas exigencias en Rabanales 21 y en el promotor del centro comercial, que no sale de su asombro y asegura que ha dado todos los pasos cumpliendo con la normativa, el informe ha generado una batalla política. El actual equipo de gobierno y la Junta, que asegura que no está bloqueando el proyecto, han culpado al PP de los errores cometidos, mientras que el PP piensa que hay una solución rápida sin partir de cero y que Ayuntamiento y Junta deben buscarla.

Dos itinerarios e intención de tirar para adelante

Urbanismo ha dejado claro que el centro comercial es posible y que hay dos alternativas, una larga y otra corta. Todo depende de si hay que hacer estudio ambiental o no, del tipo de modificación (estructural o pormenorizada) y de si los trámites los aprueba la Junta o el Ayuntamiento. La horquilla temporal es de seis meses a un año. La alcaldesa, Isabel Ambrosio, asegura que está a la espera de que la Junta responda a una consulta sobre el estudio ambiental, que llegará la semana que viene, y que solo hay que cambiar un artículo de la innovación del 2005.

En principio, todo indica que la modificación será pormenorizada y que la tendrá que aprobar el Ayuntamiento, por lo que el plazo será más corto, aunque queda la duda del estudio ambiental. En cualquier caso, la alcaldesa no cree que hagan falta más de 6 u 8 meses. No obstante, ha dejado claro que el centro comercial no es la única solución que necesita el parque, que requiere de otras medidas en las que deben participar todos sus socios y que lo prioritario es garantizar su viabilidad.

El parque, en una situación crítica otra vez

Rabanales 21, que salió del preconcurso de acreedores en el 2014, ha avisado de que su situación es crítica. El parque, con 60 empresas y 400 trabajadores, no puede hacer frente a los pagos desde enero, por lo que necesita liquidez inmediata. Rabanales 21 confiaba en tener acabada para primeros de año la innovación y cerrar la venta de la parcela comercial, por la que ha recibido 600.000 euros pero le faltan 1,4 millones que llegarán cuando eso ocurra. Por ello, debe buscar otras soluciones, solicitadas ya a sus socios, que deben plantear alternativas en una o dos semanas como mucho para salir de este bache y, después, acordar otras para su mantenimiento. La UCO ya ha ofrecido capitalizar su préstamo participativo (de un millón). En Rabanales 21 están la UCO (24,74%), Junta (20%), Ayuntamiento (4,38%), Diputación (0,88%), Caixabank (35,49%), BBK Cajasur (10%) y Prasa (4,51%).

Las fuentes consultadas señalan que el parque tiene un problema estructural, un exceso de suelo planificado en tiempos de bonanza difícil de vender; mucha deuda (más de 17 millones); y un desequilibrio en la cuenta de resultados que hace que lo facturado por sus edificios no alcance para pagar lo que debe. Si el parque no logra recursos a corto plazo, puede correr el riesgo del concurso de acreedores. Estas fuentes piensan que es vital reestructurar deuda y que hay socios claves para dilucidar el futuro del parque.

La Junta, por su parte, piensa que un concurso de acreedores sirve para reestructurar de manera ordenada la deuda y sacar a la empresa de la situación en la que se encuentra. Pase lo que pase, se abre otra incógnita con Rabanales 21.