«Quiero esta casa, váyanse ya, la hemos apalabrado con el banco, ¿cuándo se van a ir?» Estas son algunas de las frases que llevan días quitando el sueño a Antonio y Conchi, cuya vivienda, antes de tener fecha de lanzamiento, aparece anunciada en venta en todos los portales inmobiliarios y ya se han presentado en su puerta varias personas preguntando por ella e instándoles a marcharse cuanto antes. «Yo creo que los manda el banco, pero vamos, que vienen y te enseñan la foto del portal donde está anunciada y te dicen que te vayas», lamenta Antonio, que aún no sabe adónde irán él, su mujer y sus dos hijos el día en que se haga efectivo el lanzamiento de su casa. «Con 430 euros del subsidio, ¿quién te va a alquilar nada? Estamos esperando a ver si sale algo de Vimcorsa», explica, «mientras la Asociación de Familias Necesitadas Anfane hace lo posible por evitar el desahucio».

La situación de Antonio y Conchi viene de largo. Hace ya más de cinco años que empezaron a negociar con una entidad bancaria una salida a su situación, después de que la cooperativa de Antonio se fuera a pique y los recibos de la hipoteca se empezaran a acumular. Nunca olvidarán la pasada Navidad, que coincidió en el tiempo con la notificación del lanzamiento de su casa, «para el 15 de febrero» llenando de angustia la vida de ellos y la de sus dos hijos, que aún residen bajo el mismo techo, todos en el paro. «Vivimos con los 430 euros del subsidio y recibiendo alimentos de San Juan de Dios», explica Antonio, cuya empresa de transporte se quedó en la estacada con la crisis y él, antaño empresario respetado de economía holgada, se encontró endeudado, mayor y con una discapacidad que le ha excluido del mercado laboral.

Aquel lanzamiento pudo ser paralizado en tiempo récord por la Asociación de Familias Necesitadas, Anfane, que cogió el caso cuando la situación era casi irreversible. Desde entonces, el pleito ha seguido su curso sin que la familia haya podido ver la luz. La situación es especialmente delicada, ya que Antonio y Conchi, de 64 y 63 años respectivamente, no figuran como propietarios, ya que Antonio puso la propiedad a nombre de su hija mayor, que ahora vive en Barcelona, y aunque son ellos y sus otros dos hijos los que llevan años viviendo en ella, no los considera dueños de la propiedad. Por ese mismo motivo, la entidad bancaria se niega a negociar un alquiler social con ellos, según relatan, pese a que sus circunstancias encajarían con las que se requieren para aplicar un código de buenas prácticas.

En Anfane no han perdido la esperanza de que esta familia permanezca en su domicilio, «al menos hasta que se les dé una solución de emergencia habitacional», explica su presidente, Rafael Cidres, que se pregunta si es legal que se publicite una casa a la venta mientras no hay ni siquiera fecha notificada de lanzamiento y por lo tanto, el desalojo no se ha hecho efectivo. Considera que la maniobra es «una forma de acoso» inaceptable, ya que «aún estamos a la espera de respuesta a un recurso y no se han cumplido los plazos establecidos».