El Puente Romano de Córdoba es escenario en muchas ocasiones de manifestaciones festivas y sociales de todo tipo. El marco es sin duda muy especial para cualquier actividad y en todas ellas posiblemente disfrutarán los participantes. Pero pocas veces se pueden ver tantas sonrisas en esta histórica pasarela como se vislumbraban ayer desde el mediodía con el pasacalles de 35 agrupaciones carnavalescas. Había comparsas, chirigotas y cuartetos, había tipos para todos los gustos y colores, sonaban coplillas satíricas y bienhumoradas por aquí y por allá.

Y si de repente uno dejaba de mirar el espectáculo que discurría por el puente y volvía la vista al público, la imagen era realmente reconfortante. Niños, mayores, jóvenes, todos con una amplia sonrisa en el rostro, algunos con caras de asombro, otros comentando con malicia un chascarrillo, pero, sin duda eran la viva imagen de la diversión.

El joven ‘disc jockey’

A Fabián no se le podía ver la cara porque la escondía detrás del cubo blanco que caracteriza al dj Marshmello, del que iba disfrazado, pero su voz evidenciaba que se lo estaba pasando de lujo. «Me encanta disfrazarme y me gustan mucho los disfraces, más que las agrupaciones y eso», decía. Sus padres, Victoria y Fabián, explicaban que «antes no veníamos mucho al Carnaval, pero desde que tenemos a nuestro hijo sí, porque a él le gustan los disfraces y todo este mundo». El pequeño experto comentaba que «no he visto muchos disfraces originales este año». El suyo lo era sin duda. Victoria admitía que «muchas personas le están parando para hacerse fotos con él».

Una agrupación en el Puente Romano, punto de partida del Carnaval en la calle, ayer. MANUEL MURILLO

Los tipos más pintorescos eran muy posiblemente los de las agrupaciones carnavalescas, algunos realmente bien vestidos, otros con un aspecto más casual, pero todos un prodigio de imaginación en sus disfraces y en las letras de sus coplillas. Pero también había buen gusto entre los asistentes. Bea y Lidia son dos jóvenes cordobesas que se disfrazaban este año por primera vez «desde que éramos pequeñas y veníamos con las familias». A primera vista uno podría decir que eran componentes de algún colectivo de cosplayers, la versión más nueva en estos lares del viejo Carnaval de siempre (personas que usan disfraces y accesorios para representar a un personaje de ficción).

Pero aunque Lidia y Bea llevaban disfraces de una serie de animación no «es cosplay, solo nos hemos disfrazado por el Carnaval», explicaban. Lidia se declaraba muy aficionada a esta fiesta, mientras Bea no tanto, pero admitía que «este año está mejor el Carnaval, le están dando más valor, estábamos paupérrimos en esta fiesta, creo yo».

También consideraban que hay más jóvenes que disfrutaban de la fiesta: «Anoche sí vimos mucho revuelo joven, parece que se van animando». Lidia comentaba también que «se disfrazan más mujeres y niños, pero en las agrupaciones carnavalescas hay más hombres, es algo contradictorio».

El Carnaval de los niños

Y aunque en el Puente Romano había decenas de niños, muchas otras familias con pequeños tomaron el bulevar del Gran Capitán para disfrutar de su fiesta carnavalesca infantil. La carpa del bulevar acogió varios espectáculos como el de Los Narizotas, de la compañía Mundafa, así como la actuación de la chirigota infantil que ha participado este año en el Concurso de Agrupaciones, Este mundo se nos ha quedado pequeño.

Además se celebró un concurso de disfraces que contó con los sultanes del Carnaval como jurado, y desde luego no lo tuvieron fácil porque había muchos pequeños disfrazados con mucho gusto. A Don Carnal no le falta cantera.