El psicólogo José Manuel Aguilar Cuenca, que trabaja en los juzgados de Córdoba, ha alertado de los graves daños que provoca en los menores el síndrome de alienación parental (SAP), que es exclusivo de las separaciones contenciosas y que consiste en el fuerte odio que siente un hijo hacia el progenitor que no tiene su custodia, inducido por el que sí la posee.

Aguilar Cuenca, el primer profesional que publica un libro sobre el SAP en castellano, explicó ayer a este periódico que el síndrome afecta cada año a unos 25.000 hijos de parejas en proceso de separación o divorcio y conlleva en los menores ansiedad y depresión, consumo de sustancias tóxicas e intentos y consumación del suicidio. La intención de este experto es que en España los jueces lo reconozcan, al menos, para crear después las formas de castigarlo.

El SAP es patente en el 75% de las separaciones conflictivas. En los últimos años se ha detectado, según este especialista, un aumento continuo de los procesos de este tipo en los que los menores "expresan su deseo de no ver al progenitor que no tiene su custodia, motivado por la educación del progenitor custodio para que lo odie y levante falsas acusaciones". En ese abanico de falsedades figuran los malos tratos y abusos sexuales.

Esta práctica que provoca uno de los padres durante un tiempo continuado pero sólo sufre el menor es "cada vez más común". Se da en menores de ambos sexos (a veces hasta en hijos de 20 años) y el instigador de este odio puede ser hombre o mujer. La realidad dice que son más las mujeres porque son ellas las que suelen tener la custodia.

Este síndrome se definió por primera vez en 1984 en Estados Unidos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo ha reconocido en varias sentencias. En Francia es sumamente conocido, justo lo contrario que en España, país donde sólo hay dos sentencias: una en Córdoba y otra en Asturias. La primera edición de SAP, Síndrome de Alienación Parental. Hijos manipulados por un cónyuge para odiar al otro (Almuzara), casi agotada ya, es asequible tanto para expertos como para padres y expone cómo detectarlo.

Siempre se produce en la separación contenciosa, la justificación de ese odio absoluto no se sustenta con solidez y los menores dicen haber llegado solos a esa conclusión con frases de adultos. "Hay una defensa feroz del progenitor alienador y una ausencia de culpa hacia el otro", asegura Aguilar. La animadversión se extiende hacia toda la familia del odiado.