El colegio Obispo Osio es uno de los 25 centros educativos de Córdoba, entre institutos de Secundaria y colegios de Primaria, que durante el mes de julio experimentarán tras el confinamiento el regreso a las aulas de 797 alumnos. Aunque en principio se inscribieron 38 centros, finalmente solo 25 han conseguido recopilar el profesorado voluntario suficiente para poner en marcha las clases, según ha informado la delegada de Educación de la Junta de Andalucía, Inmaculada Troncoso, que ha indicado que sobre todo ha habido problemas para reclutar especialistas de inglés y educación física. En total, de toda la plantilla docente, solo 147 profesores se han ofrecido a impartir estas clases, que no solo servirán para poner a prueba la nueva normalidad y reforzar los conocimientos aprendidos en un curso de lo más singular sino para dar un respiro de conciliación a las familias que ya han vuelto a trabajar presencialmente.

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Según Troncoso, "el programa de refuerzo estival que se puso en marcha el año pasado es una medida compensatoria que tiene lugar durante el mes de julio y que tiene especial relevancia este año después de los meses de confinamiento que hemos vivido sin poder asistir a clase presencialmente". En las clases, se trabajarán habilidades sociales, destrezas matemáticas, linguísticas, hábitos saludables y educación física. Las inscripciones tendrán inicialmente carácter quincenal aunque se podrán renovar si hay plazas libres al cierre de la primera quincena.

La directora del colegio Obispo Osio, María José Fernández, por su parte, ha asegurado que se trata "de una experiencia muy interesante que va a permitirnos por primera vez reencontrarnos con nuestros alumnos, algo que estaban deseando los niños y muchos de sus maestros, que han echado de menos el contacto directo con ellos". Según Fernández, "los menores nos han dado una lección de los valores que han aprendido durante el confinamiento, pero necesitan recuperar la normalidad y volver a ver a sus compañeros". En su opinión, las clases de refuerzo estival "son un riesgo que hemos decidido asumir aunque entiendo que muchos docentes, que están agotados, hayan preferido esperar a septiembre porque han sido meses muy complicados en los que se ha duplicado el horario de trabajo con una implicación del profesorado muy intensa".

En esta prueba estival, los centros deberán emplear las medidas de seguridad establecidas como el uso de mascarilla, lavado de manos y gel hidroalcohólico y realizarán actividades en grupos de cinco a quince personas. A la entrada, se les tomará la temperatura antes de que sus padres se vayan, todo ello para garantizar que no se produzcan contagios ni los temidos rebrotes.