Una Córdoba en fase 1 de la desescalada por coronavirus vivió este sábado la primera jornada de cañas al sol tras tres meses de aislamiento, una situación extraordinaria que muchos jóvenes y algunas familias celebraron de buena gana en las terrazas abiertas, pocas, pero concurridas. En el centro, muchas de las principales calles de copeo siguen cerradas, por lo que la actividad se concentró en Capitulares, donde han abierto varias terrazas, como La Cuadra, y en Puerta Gallegos, con Roldán sirviendo estos días más cerveza que nunca, y el Mercado Victoria, que atiende en terraza aunque no todos los negocios están funcionando.

En La Corredera, salvo por la distancia de las mesas y alguna mascarilla, la estampa podría haber pasado por un día normal. En uno de los bares, Ana y Jorge brindaron por el buen tiempo tras un confinamiento que para ellos ha sido un regalo. «Nos conocimos el 31 de diciembre y hemos pasado este tiempo juntos y enamorados, un verdadero lujo», confiesan. A su lado, una gran mesa de amigos celebraba verse de nuevo saludándose con los codos y lanzando besos al aire. «De momento vamos bien, a ver si lo de la distancia no se nos olvida a la tercera ronda», bromearon.

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Junto al río, zonas superpobladas de terrazas como la Ribera o Enrique Romero de Torres seguían ayer desiertas, al igual que al otro lado, la avenida de Fray Albino o bares como El Miguelito y Los Romerillos. Con la avenida del Aeropuerto sin bares abiertos, la actividad se concentró en los más osados, entre ellos, el Moriles, donde había cola a mediodía para sentarse a comer. «Estamos al 20% de la capacidad, los seis salones están cerrados», comenta José Ángel, dueño del negocio, «parte del personal sigue en ERTE, pero se van incorporando porque además de la terraza servimos comida a domicilio». Sin cartas ni servilleteros en las mesas, en el Lizarrán del Zoco también había gente esperando turno para comer. En cuanto a las normas, camareros de varios locales coinciden: «la mitad de los clientes están concienciados y cumplen, pero hay muchos que se olvidan de la distancia después de unas copitas y nos toca a nosotros ser los pesados».