Los pisos de segunda mano se venden ya en Córdoba capital al mismo ritmo que antes de la crisis. Según la última estadística del Ministerio de Fomento y Vivienda, relativa al 2018, las operaciones de compraventa cerradas durante el ejercicio pasado, 3.296, son prácticamente las mismas que las registradas en los años que precedieron a la crisis y que fueron los mejores para los sectores inmobiliarios y de la construcción. Así, 3.995 hubo en el 2004; 3.061, en el 2005; y 3.330, en el 2006, que fue el último año con numerosas ventas, ya que estas cayeron a partir del 2007. En cambio, la vivienda nueva no está experimentando la misma recuperación y, aunque la construcción se está reactivando, no se alcanzan las mismas compraventas que antes de la crisis. En la capital, durante el año pasado, se cerraron 384 transacciones, un 78% menos que el ejercicio con más ventas de la serie histórica, el 2007 (1.778), por lo que, en vivienda nueva, Córdoba está aún a niveles del 2014. Si se suma obra nueva y segunda mano, en el 2018 se contabilizaron 3.680 transacciones, la mayor cantidad en una década.

A nivel provincial la situación es similar. Las ventas de vivienda usada, 6.423, fueron casi las mismas que en el 2005 (6.616) y se acercan mucho a las registradas en los años 2006 y 2007. En cambio, las transacciones de vivienda nueva, 641, no han logrado sobrepasar la barrera del 2014 a pesar de que el 2018 fue el primer año de subidas tras cinco consecutivos de caídas y en él se registró el mayor aumento del número de operaciones (+50%) experimentado desde la crisis. Sumando unas y otras se obtienen los mejores resultados en diez años (7.064), pero no logran que Córdoba salga de la cola de Andalucía.

Las conclusiones a las que se puede llegar analizando otras estadísticas son similares. Tanto la del Colegio de Registradores de la Propiedad de España como la del Instituto Nacional de Estadística detectan una mayor recuperación de la actividad inmobiliaria en la vivienda de segunda mano en la provincia -no dan datos de la capital-, que vive su mejor momento de la última década.

En esta situación influyen los precios, que, aunque van subiendo levemente de un año a otro (el último, un 2%) en los pisos de segunda mano de la capital, continúan aún en los niveles bajos de los últimos años de la crisis. La vivienda nueva, que, según Fomento, en la capital se ha encarecido en el 2018 un 8%, también cuesta menos que antes de la crisis y que en los primeros años de la misma. A nivel provincial tanto nueva como usada se encarecieron muy poco el año pasado y continúan con valores similares a los adquiridos en el 2014.

CONSTRUCOR // El secretario general de la Asociación de Empresarios de la Construcción (Construcor), Francisco Carmona, considera que en la mayor dinamización del mercado de segunda mano influye el menor número de viviviendas en construcción, en el que repercute «que Urbanismo tarda 14 meses en dar una licencia». «Las ventas van subiendo pero no al ritmo deseable ni al que se ve en otras ciudades porque tenemos la ineficacia de Urbanismo en la tramitación de las autorizaciones de los proyectos», afirma. Además, advierte de que hay que tener en cuenta que «hay zonas de la ciudad con un mercado más dinámico, pero hay otras en las que lo que queda es la reserva del 2012, que se está vendiendo porque no hay oferta de vivienda nueva en construcción», señala. Esa vivienda, que «no es usada como tal, sino que forma parte de la reserva técnica, computa como segunda mano, cuando es nueva».

El gerente de la inmobiliaria Hogarly, Juan José Pedrajas, asegura que en el 2018 se produjo un aumento «espectacular» de las ventas de pisos de segunda mano, sobre todo, en los primeros meses, ya que el final del ejercicio fue «peor». A su juicio, en ese incremento influye la mejora de la economía, que los tipos de interés siguen estando bajos y que las entidades financieras «dan mejores créditos». Además, añade, y «aunque parezca incongruente, las ventas se elevan cada vez que suben los precios, que, por otro lado, se han estabilizado». Asegura que la mayoría de los que venden lo hacen para mudarse a un piso nuevo y los que compran son familias o inversores que quieren alquilar.

La percepción de Barin es otra. «Se vende pero no tanto como antes» y el aumento de ventas que reflejan las estadísticas puede responder al auge de la vivienda para fines turísticos que buscan particulares y empresas. Es más, piensa que la vivienda de nueva construcción se está reactivando y se está vendiendo bastante, aunque no aparezca como escriturada hasta que se entrega.