En España se diagnostican cada día tres casos nuevos de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad neurológica degenerativa de la que ayer se celebró el día mundial, y que implica la pérdida de motoneuronas, de las células que controlan la actividad muscular voluntaria esencial (como hablar, caminar, respirar o comer).

A la cordobesa Consuelo Zurita, de 56 años, el diagnóstico de la enfermedad le llegó un día que nunca olvida, el 11 de mayo del 2016. Consuelo, que llevaba trabajando 30 años como administrativa en el hospital Reina Sofía, era una persona «muy activa», a la que le encantaba su trabajo y «de repente notas que tu cuerpo no responde, que ya no puedes trabajar ni vivir plenamente porque te falla todo y no puedes hacer nada para evitarlo. Desde hace unos meses necesito un andador para estar por la casa y una silla de ruedas para salir», explica. El neurólogo del Reina Sofía Eduardo Agüera tuvo «claro» desde el principio lo que me pasaba, pero «yo no me lo quería creer, porque tener esta enfermedad es cruel, durísimo».

Esta afectada de ELA indica que «lo peor es tener que asimilar que no existe un tratamiento curativo y que no hay nada que detenga esta patología. La medicación que está aprobada actualmente es la misma que existía hace 20 años y solo frena los síntomas, a falta de que se autoricen en Europa tratamientos como el Masitinib u otros ya con luz verde en Estados Unidos. Lanzo un ruego a la sociedad, a las administraciones, a empresarios como Amancio Ortega u otras personas ricas para que se involucren en la financiación de una cura para la ELA. Estoy participando en un ensayo clínico activo en el Reina Sofía, existe una unidad de ELA y mucha voluntad en el hospital, pero hacen falta muchas más investigaciones para lograr una cura para esta dolencia, porque nadie sabe a quién le puede tocar».