El ministerio fiscal ha solicitado penas que suman 35 años de prisión para cinco acusados de traficar con cocaína empleando dos domicilios en la calle Torremolinos, uno como punto de venta y otro como almacén. Todos ellos, miembros de un mismo clan familiar, estaban «perfectamente coordinados para llevar a cabo las operaciones de compra y venta» de sustancia estupefaciente, según el fiscal. Así, mientras uno de ellos se dedicaba al transporte de la droga de un domicilio a otro y a vigilar la presencia policial, los otros cuatro acusados se ocupaban del almacenamiento de la cocaína y de la venta de la misma.

El fiscal relata en su escrito que tras tener conocimiento de que los acusados se pudieran estar dedicando a la venta de cocaína, se inició un dispositivo policial de vigilancia en septiembre del 2014. Gracias a esto se pudo acreditar cómo los clientes contactaban con dos de ellos a través de la ventana de una de las viviendas y, al poco rato, salían con la droga. De hecho, los agentes hicieron 11 aprehensiones de cocaína entre el 4 de septiembre y el 16 de octubre.

Fruto de todo ello se procedió al registró de las viviendas. En una de ellas, que contaba con una puerta de acero reforzada y barrotes en las ventanas, los agentes no pudieron entrar hasta que pasado un buen rato sus moradores, «con tiempo para deshacerse de toda la sustancia estupefaciente que pudieran estar guardando», permitieron voluntariamente el paso. Aun así se encontraron, entre otros efectos, 508 euros, tres teléfonos y 14 prendas de ropa que habían sido sustraídas y vendidas a los acusados. En la otra vivienda se hallaron diversas cantidades de cocaína con un valor de 450 euros.

El fiscal considera los hechos constitutivos de un delito contra la salud pública, otro de pertenencia a grupo criminal y uno más de receptación. Las penas individuales solicitadas para cada uno de los cinco acusados van de los seis a los ocho años de prisión.