Un pulso no se acaba hasta que la mano del adversario toca la mesa. El que el PSOE-A, liderado por Susana Díaz, le está echando a la dirección nacional por las candidaturas al Congreso y el Senado, tiene de límite el domingo a las 10 a.m., cuando se reúna la comisión de listas (en la que está Carmen Calvo) y emita su dictamen. En Córdoba, el suspense es total porque la dirección provincial solo colocó en su plancha a un hombre de Pedro Sánchez, el ministro Luis Planas. El resto de nombres está, por tanto, en entredicho.

Sobre la mesa de Ferraz hay dos opciones: la línea dura, que apuesta por la laminación integral de las planchas susanistas; y la línea moderada, que optaría por respetar para los puestos de salida algunos nombres del PSOE-A, colocando en los puestos claves a los de la órbita sanchista. La primera opción permitiría a Sánchez rodearse solo de leales en el futuro grupo parlamentario, y la segunda, que no fue la elegida por Díaz en los comicios andaluces, permitiría una lectura menos dramática a puertas de una campaña electoral. Cuando conozcamos los nombres definitivos sabremos qué vía se impone, si la del Talión o la diplomática.

En este pulso con Ferraz se ha colado, en el caso de Córdoba, la lista para las municipales de la capital, que no debe interpretarse, para quienes se hayan perdido en el culebrón, en clave sanchista-susanista, sino en la batalla abierta (ya, de facto, más allá del horizonte del 26-M) entre los afines a la alcaldesa y los próximos a la dirección provincial, controlada por Antonio Ruiz. Isabel Ambrosio ha pedido mediación a Madrid, porque considera que el secretario provincial le ha impuesto la plancha. Hay quienes piensan que, en el maremagnum de listas que deben verse en apenas unos días, el problema de la lista municipal de Córdoba será una gota en el océano madrileño por la que se pasará de puntillas (además, en la lista solo hay un nombre significado con el sanchismo, el de Joaquín Dobládez). Otros, por el contrario, creen que no, y piensan que, si Sánchez atiende la demanda de la candidata (que hasta la fecha se ha declarado una fiel susanista), podría convertir Córdoba en Flandes y poner una pica en un territorio hostil con él hasta el momento. Solo en esta clave puede entenderse una frase escuchada a un veterano socialista: «Estos susanistas nos van a hacer sanchistas».