Una «pesadilla» se ha convertido para la UCO desde hace dos cursos el tema de las once cafeterías -una por centro más la del Rectorado-, que abren y cierran debido a sucesivos problemas con las empresas concesionarias de los respectivos servicios. El vicerrector de Coordinación, Infraestructuras y Sostenibilidad, Antonio Cubero, lamenta esta situación, que le quita el sueño, debido a la inestabilidad de las concesionarias, que les obliga a rescindir los contratos y abrir nuevas licitaciones.

Y es que las cafeterías son espacios importantes en las facultades y escuelas, ese lugar de convivencia, de descanso, de reponer fuerzas, comer o desayunar, cuyo cierre sume a los estudiantes y profesores en el desconcierto, al tener que acudir a establecimientos cercanos o a las máquinas de vending o microondas que la universidad ha dispuesto en los distintos centros. Ahora, cuando al fin, este 7 de enero, acaban de abrir las cafeterías del Paraninfo y de la residencia Lucano, en el campus de Rabanales, cierran otras dos, la de la Facultad de Filosofía y el Aulario Exterior de Rabanales, tras problemas de nuevo con las empresas adjudicatarias por impago a la Seguridad Social. Cubero aseguró a este periódico que ya hay una empresa nueva que está trabajando para poner en marcha de nuevo estas dos cafeterías cerradas, «y espero que a mediados de febrero estén todas abiertas al fin».

Lucía Carmona, estudiante de Estudios Ingleses en Filosofía, comentaba ayer que ahora están de exámenes y no vuelven a las clases hasta el 10 de febrero, pero son muchos los que van a la facultad a estudiar y necesitan de un refrigerio o comer allí y «la gente está molesta». Explica que solo hay «dos microondas fuera de la cafetería, sin mesas ni nada» y a veces se forman colas para utilizarlos.

El problema comenzó al inicio del curso 2018-2019, cuando la UCO tuvo que retirar la concesión de 5 de sus cafeterías.