Son la voz de la conciencia de los posibles portadores del coronavirus, los Pepito Grillo anticovid Pepito Grillo. Más de 700 enfermeros componen la plantilla de Atención Primaria de Córdoba y todos ellos han sido formados para actuar como rastreadores, compaginando su labor sanitaria con la de protectores de la salud pública. José Lázaro es el encargado de coordinar a todos los enfermeros de los distritos sanitarios Córdoba y Guadalquivir para minimizar el impacto del coronavirus cada vez que se detecta un nuevo caso. «El protocolo se activa cuando un paciente pide consulta porque tiene síntomas compatibles con el covid o dice haber estado en contacto con un positivo», explica. En ese nivel, actúan los rastreadores de primera intervención, encargados de elaborar el listado de contactos estrechos (aquellos que han estado un cuarto de hora con un positivo sin utilizar protección) para llamarlos e informarles de la situación y que se hagan un PCR inmediatamente. A partir de ese instante, los enfermeros rastreadores de Primaria entran en acción. «Nosotros nos encargamos de hacer el seguimiento de los 14 días de cuarentena a cada uno de esos contactos estrechos, que según los casos pueden ser uno o dos o, en brotes grandes como el de la discoteca, hasta 1.700».

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El principal reto consiste en convencer a alguien que no presenta síntomas y que además tiene un primer PCR negativo de que tiene que quedarse en casa aislado del resto de la familia. El protocolo es el mismo que si estás enfermo. «Los contactos estrechos tienen que estar 14 días aislados en su domicilio, por supuesto no salir de casa, minimizar el contacto con los demás miembros familiares, tomarse dos veces al día la temperatura, lavarse las manos a menudo, usar mascarilla y, si es posible, tener un caurto de baño solo para esa persona». Se trata de permanecer alerta durante el periodo de cuarentena ante cualquier posible síntoma, desde tos a fiebre, cefalea, diarrea, pérdida de gusto y olfato o erupciones cutáneas, en cuyo caso, tienen que comunicarse rápidamente con su enfermero de referencia para que se repita la prueba PCR. No hay que olvidar nunca que puede haber positivos asintomáticos y que «un PCR negativo puede positivarse en ese periodo, como ha ocurrido por ejemplo en el caso del equipo de fútbol recluido en A Coruña y que, si no se toman las medidas adecuadas, puede contagiar a otros».

En este contexto, la labor de sensibilización y concienciación se vuelve clave, asegura Lázaro. «Nosotros realizamos un mínimo de tres llamadas durante los 14 días para comprobar que la persona está cumpliendo la cuarentena, pero lo importante es que ellos entiendan que es una cuestión de responsabilidad individual cumplir el aislamiento, que está en juego su vida y la de muchas personas». Según su experiencia, «la mayoría de la gente cumple», aunque hay ocasiones en que detectan que alguien ha salido del domicilio en ese periodo. «La mayoría lo hace por desconocimiento, y te dicen ‘pero si yo he dado negativo’, lo que significa que hay que volver a explicarles bien que un PCR negativo puede volverse positivo durante esos 14 días y que incumplir el aislamiento puede suponer no solo que ellos enfermen sino que lo hagan personas vulnerables o familiares mayores o enfermos». En caso de detectar que alguien se salta el aislamiento, «un profesional va al domicilio con un requerimiento y le da un recibí de que tiene que permanecer aislado». Si reincide, se comunica a la Delegación de Salud para que inicie el procedimiento sancionador correspondiente contra esa persona. Normalmente, «los que son reticentes, ponen las excusas en la primera llamada porque no acaban de entender la situación, ante lo que solo cabe insistir, hay que hacerles ver de algún modo en qué puede derivar un acto de irresponsabilidad individual para que tomen conciencia y se queden en casa», señala Lázaro.

En las últimas semanas, según Lázaro, la media de edad de los contactos ha bajado considerablemente, concentrándose la medida en una población «que tiene más movilidad y que acude a más actos sociales, fiestas familiares o de amigos o reuniones en locales cerrados», lo que puede aumentar el riesgo de contagio. «El abordaje de estos casos es distinto», señala, «en el caso del brote de la discoteca, trabajamos con ellos la concienciación e incluso los implicamos para que a través de los grupos de whatsapp difundieran el mensaje sobre la necesidad de hacerse la prueba entre quienes habían estado en contacto con algún positivo y permanecer aislados». Cuando los afectados son menores de 18 años, «son los padres los responsables de que los hijos cumplan el aislamiento, por lo que hay que concienciar a ambos».

Pero no son los jóvenes los únicos que se resisten. «En ocasiones, hay resistencia entre quienes tienen una actividad económica o un negocio y tienen que parar pese a tener un PCR negativo», explica el jefe de Enfermeros, «en esos casos, también hay que hacerles entender que abrir el negocio puede poner en peligro a los clientes y la imagen del mismo si se produce un brote». Cabe recordar que, con el nuevo régimen sancionador, las multas pueden llegar a los 600.000 euros en función del número de personas contagiadas por el incumplimiento de las normas preventivas. Mejor no tomarlo a broma.