FECHA Y LUGAR DE NACIMIENTO: 31 de julio de 1930, Bujalance.

TRAYECTORIA: Debuta como tenor en 1959 y ha cantado más de 50 años por todo el mundo.

Si Pedro Lavirgen Gil hubiera nacido antes de 1930, por ejemplo en el siglo XVIII, seguramente habría sido el tenor favorito de la corte de algún reinado europeo. Capacidad, entrega y disciplina, sus mejores cualidades, no le habrían faltado. Sin embargo, cuando de pequeño, durante la Guerra Civil, tuvo que abandonar con la familia su pueblo natal, Bujalance, para refugiarse en un aldea de Jaén, junto al río Rumblar, nunca pudo imaginarse que se iba a convertir en uno de los cordobeses más reconocidos en su propia tierra y en todo el mundo. Merecedor de las más importantes distinciones, Lavirgen posee, entre un listado interminable de premios, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid e idéntica distinción del Gran Teatro Liceo de Barcelona, recinto en el que actuó durante 19 temporadas consecutivas, récord no igualado por cantante alguno. También fue elegido Hijo Predilecto de su municipio en 1971. En Córdoba dirigió durante varios años el Concurso Internacional de Canto Pedro Lavirgen y fue asesor en la Semana Lírica Cordobesa, dos eventos que dejaron de celebrarse. En la actualidad, después de haberse jubilado como catedrático de Canto del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y haber actuado durante más de 50 años en los más importantes teatros del mundo, se dedica a la enseñanza privada de la técnica de canto e interpretación. Esta actividad, que lleva a cabo en un estudio que ha montado en su propia casa en Madrid, le ha proporcionado un gran prestigio, por los resultados tan notables que logran sus alumnos. A pesar de que lo normal sería que Lavirgen quisiera enumerar todos sus éxitos en cualquier entrevista que le hacen, la verdad es que se le nota que siente debilidad por narrar su niñez, pues incluso recuerda el instante en el que nació, las 13.30 horas de un jueves, el 30 de julio de 1930.

--¿Cómo fue su infancia?

--Cuando estalló la Guerra Civil, los vecinos de Bujalance abandonamos el pueblo después de la ocupación nacional. Nos marchamos en un carro en el que íbamos tres familias, mis padres (Antonio Luis y Marcelina) y mis tías Teresa y Marina. Eramos siete hermanos: Francisco, Juana, Bartolomé, Ana María, Pedro, Agustina y Antonio Luis. Durante el camino de Bujalance a Villa del Río, mi hermano más pequeño, Antonio Luis, se fue poniendo muy enfermo y daba muestras de que se moría. Mi madre no tenía leche, era diciembre y hacía mucho frío. Pero un tío mío oyó los balidos de una cabra, a la que pudieron ordeñar para alimentar a mi hermano, que afortunadamente se puso bien. Sin embargo, mi madre estaba por entonces embarazada y al llegar a Zocueca (Jaén), dio a luz a mi hermano Rafael, que murió de hambre, porque no había nada para darle de comer. En aquel lugar, junto a la Fuente Agria, había una casa en ruinas, a la que mi padre le puso una lona, cual tejado. Allí, todos hacinados, vivimos hasta enero de 1939. Comíamos hierba, gatos, lagartos...

--¿Cómo le surgió la vocación por el canto?

--Un día, por 1937, salí con mis hermanos fuera de la casa. Me caí de una roca y me produje una lesión, que luego supe que era una osteomelitis, en la rodilla izquierda. Andaba con la ayuda de un palo. El único médico que pasó una vez por allí le dijo a mis padres que tomara baños de sol. Mientras me daba el sol en la pierna, me dedicaba a cantar y a inventarme letras sobre cómo era mi familia. Describía a personas. Me di cuenta de que me gustaba mucho cantar.

--¿Cómo fue el regreso a Bujalance, tras la Guerra Civil?

--Al volver a nuestro pueblo comprobamos que nuestra casa, en la calle Zarcos, 24, estaba ocupada, así que dormíamos en un portal. Después nos devolvieron la casa. Mi padre hizo gestiones para poder ingresarme en el Hogar y Clínica San Rafael para niños lisiados pobres (hospital San Juan de Dios). Estuve allí desde 1939 a 1941. La rodilla la tenía inflamadísima. El doctor Francisco Calzadilla me diagnosticó que tenía un tumor blanco (osteomelitis). Tras probar durante año y medio terapias de sol proyectadas en mi rodilla y dejando el resto del cuerpo a la sombra, eso no me curaba. El doctor Calzadilla me operó cuando él tenía solo 23 años. Entonces me escayolaron y me pusieron pesas de plomo, que me causaban mucho sufrimiento. Cuando me dieron el alta me fui a Bujalance con la pierna escayolada y con muletas. A la salida de San Juan de Dios, con casi 12 años, no sabía leer ni escribir.

--Cuénteme algo más de su estancia en San Juan de Dios.

--Estando ingresado oía cantar a niños. Hablamos con don José, el organista, y me admitió. Poco después era el solista del coro. Llegué a tener tal popularidad que la gente iba a misa allí para oírme. Fue la segunda etapa de mi vida en la que siguió creciendo mi vocación.

--A pesar de su enfermedad, finalmente logró estudiar.

--Mi padre, que tenía un taller de espartería, vio que yo, por mi salud precaria, no estaba en condiciones para trabajar como mis hermanos. Mi padre estaba pluriempleado, pues también cortaba olivos, era matarife y camarero. Mis padres me pusieron un maestro particular y aprendí a leer y escribir. Estuve en la academia de Jesús Jiménez y me dieron clase el poeta Juan Morales Rojas y Juan Lapachet Granados. Hice el bachillerato elemental en Cabra por libre, que era de 4 años y reválida, y que permitía el ingreso en la Escuela Normal de Magisterio, título que también obtuve por libre. A pesar de empezar tan tarde a estudiar, terminé todos esos estudios con solo 19 años. Sin embargo, no me importa reconocer que suspendí el primer curso de solfeo de Magisterio. Y eso que por entonces ya tenía algunos conocimientos, pues mi tío, Lucas Rodríguez, era director de la banda de música y enseñaba solfeo.

--En su pueblo también cantó en el coro de la parroquia.

--Ladislao Senosiain, padre carmelita que dirigía el coro de la parroquia de Bujalance, me oyó cantar y me admitió. Pronto fui solista. Un año, con motivo de las fiestas en honor de la Virgen Inmaculada Concepción, vino el obispo Fray Albino. En esta misa pontifical canté un solo de gran dificultad, el Benedictus , de Perosi. Al acabar, el obispo me dijo: "Chico, tú tienes posibilidades".

--¿Cómo pudo costear los estudios de canto en Madrid?

--Mis padres no tenían medios económicos. Busqué una interinidad de maestro en Madrid, gracias a Patricio González de Canales, un familiar de Librada Begué, la organista del coro parroquial de Bujalance. Este hombre me logró también un puesto en el Coro de Cámara de Radio Nacional de España. Ganaba 800 pesetas al mes como maestro. Compaginé un tiempo el coro con la labor de maestro en el Grupo Escolar Modelo Víctor Pradera, pero cuando me destinaron a un pueblo, decidí dejar el magisterio e ingresé en el Coro Profesional del Teatro de la Zarzuela, ante la falta de tiempo para ir de un lugar a otro. Estudié técnica vocal con Miguel Barrosa y solfeo y piano en el Real Conservatorio de Música de Madrid.

--¿Cuándo se vinculó al Conservatorio de Música de Madrid?

--Gané las oposiciones, con el número 1, en 1978. Aunque dedicaba mucho tiempo a mi carrera, en este centro había tres profesores auxiliares, uno de ellos yo, y cuando venía a Madrid pues también trabajaba en el conservatorio. Desde 1985 sí daba clase con más frecuencia y me jubilé en 1995.

--Usted se presentó como tenor solista en 1959.

--Sí, fue en Zaragoza, con la ópera Marina , de Arrieta, después de llevar tres años como componente del coro en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Después, me incorporé, como primer tenor, a la compañía lírica Amadeo Vives, de José Tamayo. El 15 de diciembre de 1962 interpreté la zarzuela Doña Francisquita , que se presentó en Madrid, con gran éxito.

Esa obra le valió el Premio Nacional de Interpretación Lírica y la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

--En 1964 se trasladó usted a Milán para estudiar repertorios operísticos y debuta con la Aída de Verdi en México.

--Sí, también en el Teatro Bellas Artes de México canté la ópera Turandot , en 1965, junto a Montserrat Caballé y Birgit Nilson.

--Pero antes se había producido su debut en el Liceo de Barcelona, teatro con el que mantuvo un largo idilio musical.

--Debuté con Carmen , de Bizet, que ha sido la ópera que más he cantado después. En el Liceo actué durante veinte temporadas. Precisamente, en 1990 interpreté esta misma ópera en el Gran Teatro de Córdoba, en una producción del teatro Arriaga de Bilbao.

--Otro concierto importante en Córdoba fue el que protagonizó junto a Montserrat Caballé por el aniversario de Cajasur en la Mezquita Catedral.

--Sí. fue en 1989. Luego compartí escenario con esta célebre soprano y otros grandes en la gala de inauguración del Teatro de la Maestranza de Sevilla en 1992.

--Recibió un homenaje cuando decidió dejar los escenarios.

--Sí, en este homenaje, celebrado en el teatro monumental de Madrid, participaron Alfredo Kraus, Vicente Sardinero, Aído Proti, Angeles Gulin, Jaime Aragal, entre otros. Fue presentado por Matías Prats y Juan Lluch. Colaboraron los directores de orquesta Luis A. García, Odón Alonso, Enrique García Asensio y Francisco Navarro. Y el Ayuntamiento de Madrid me entregó la Medalla al Mérito Artístico.

--¿Cuándo se retiró realmente?

--En 1999. Mi última actuación fue en el Auditorio Nacional de Música de Madrid, en la sala de cámara. Un concierto para el Ministerio de Medio Ambiente, que me pidió que ofreciera Isabel Tocino, que era entonces ministra de esa cartera.

--¿A qué se dedica desde su retirada artística?

--Enseño técnica de canto e interpretación en un estudio que he montado en el sótano de mi casa. El estudio lo preside un cuadro mío, a tamaño natural, de Antonio Bujalance. Hice una fiesta cuando colocamos el cuadro. Hay una anécdota muy bonita de ese día. A la celebración invité al cómico Tip, que era muy amigo mío. Como en ese cuadro estoy yo caracterizado de José, el protagonista de la ópera Carmen , que es el que más veces he interpretado en mi vida, a Tip se le ocurrió decir, antes de que descubriésemos la pintura. "Ya sé cómo le vamos a poner al cuadro: La virgen del Carmen", haciendo un juego con mi apellido y el nombre de la obra.

--¿Alguno de sus hijos o nietos ha seguido sus pasos?

--Mi mujer, Francisca Baena Coca, y yo hemos tenido cinco hijos (Antonio Luis, que falleció; Pilar, Pedro, Francisco y Mario). Todos tienen buen oído, pero a ninguno le ha dado ni por cantar flamenco. Sin embargo, un buen día, cuando Mario tenía 17 años, me dijo: "Papá me sé algunas romanzas. Si quieres te canto La tabernera del puerto ". Me quedé asombrado de su capacidad para las notas agudas y la condición que tenía para el canto. Lo apunté a una academia de solfeo, pero se cansó. Finalmente estudió Periodismo. En el año 2008 celebramos mi mujer y yo las bodas de oro con una ceremonia religiosa que se celebró en Madrid, en un convento de monjas carmelitas descalzas de clausura, en el que el párroco es amigo nuestro. Mis hijos estaban sentados en primera fila. Mi hijo Mario se dirigió al armonium e interpretó el Panis Angelicus , de Cesar Franck. Hizo llorar a todo el mundo.

--¿Viene con mucha frecuencia por Córdoba y Bujalance?

--Sí, mi hija Pilar vive aquí. Antes cuando iba a Bujalance me quedaba en casa de mi hermano. Tuve también allí un piso. En Córdoba soy muy amigo de Carlos Hacar Montero, catedrático de Canto del Conservatorio Superior de Música de Córdoba, y también de Rafael Quero, gran pianista. Otras amistades que tengo son la de la soprano Carmen Blanco y la del conferenciante Julio Sánchez. También me une una gran amistad con Miguel Castillejo y con el director de Cultura de la Fundación Miguel Castillejo, Antonio García Uceda.

--Sus visitas a Córdoba fueron más frecuentes cuando estuvo al frente del Concurso Internacional de Canto Pedro Lavirgen, en Priego de Córdoba, y cuando fue asesor en la Semana Lírica Cordobesa.

--Mientras Miguel Castillejo estuvo al frente de Cajasur esta entidad subvencionó durante cinco años el concurso internacional de Priego. Con la Semana Lírica ocurrió lo mismo. Se celebró con el apoyo de Cajasur durante la presidencia de Castillejo y yo me incorporé a partir de la décima edición. Y venían a Córdoba grandes figuras de la lírica, después de que hubieran actuado en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. La Semana Lírica era una gran actividad, pues actuaba en la misma una de las mejores orquestas, la Orquesta de Córdoba. También el Coro de Opera de Cajasur, el ballet de Inmaculada Aguilar y la Orquesta de Plectro de Córdoba.

--¿Es cierto que una vez le secuestraron antes de una actuación en Caracas (Venezuela)?

--Sí, sobre 1975. La obra que yo iba a interpretar era Il Trovatore , de Verdi. Pero un empresario quería que cantara su hijo, así que pagó a dos sicarios, que me dijeron que me montara en un coche con el que me iban a llevar al teatro, pero lo que hicieron fue secuestrarme. Me tuvieron retenido 12 horas.

--Me imagino que sus padres estarían muy orgullosos de su trayectoria, teniendo en cuenta su enfermedad y que su rodilla nunca llegó a quedarse bien.

--Sí. Me vieron cantar en los grandes teatros y algunos hermanos míos han acudido a funciones mías en el extranjero.

--¿Le gusta el aceite de su pueblo?

--Sí y también me regalan desde hace años aceite de Priego de Córdoba, que está muy bueno.

--¿Se siente feliz por todo lo que ha disfrutado y disfruta de su profesión?

--Es un privilegio poder haber hecho esta carrera. Pero no es mérito mío, sino más bien de la naturaleza.