La Córdoba de contrastes, la ciudad que atesora la huella de culturas milenarias, se hace también evidente en la Fiesta de los Patios, una tradición centenaria, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el 2012, que este año ha tenido que retrasar su edición a octubre porque en mayo, su fecha habitual, el país entero se encontraba confinado por el coronavirus.

La versión otoñal de este certamen netamente cordobés está viviendo días grandes en este puente del Pilar. Los Patios, que abrieron sus puertas el pasado día 8 y que se celebrarán hasta el próximo domingo, reciben diariamente a miles de personas. Si entre semana el grueso de los visitantes eran los propios cordobeses, durante el fin de semana se han multiplicado los turistas nacionales, muchos de ellos procedentes de Levante, donde el Día de la Comunidad Valenciana les ha permitido disfrutar de cuatro días de descanso.

El barrio del Alcázar Viejo, también conocido por San Basilio, es, desde hace años, el lugar de peregrinación favorito de los amantes de la fiesta de los Patios. Hasta aquí acudían en ediciones pasadas grandes grupos que llegaban en autobús para recorrer cada uno de los recintos de esta zona de la ciudad, situada muy cerca del centro histórico. Hoy continúa siendo la ruta que atrae a más visitantes, a pesar de que la pandemia ha reducido y limitado los viajes turísticos.

Rafael Córdoba es el propietario y cuidador del patio de la calle Postrera 28, una de las calles más discretas de El Alcázar Viejo. No ha parado de recibir visitantes durante el fin de semana, y es que «después de la pandemia está todo el mundo encantado de la limpieza, de la seguridad y de la tecnología». Y es que en este barrio se ha puesto en marcha un proyecto piloto que permite controlar, a través de cablecam y sensores, si hay grandes aglomeraciones de personas en la calle o si en algún recinto se supera el aforo permitido.

Córdoba se siente orgulloso de ser, según declara, «la única capital de España que está celebrando una fiesta con máxima seguridad», y la «gente que viene de fuera se va encantada» porque «necesitaban salir» y «ver esto después de todo lo que estamos pasando con la pandemia».

Mientras habla, la controladora de su patio sigue haciendo su trabajo y de manera escrupulosa mide la temperatura de las personas que se van a adentrar en el recinto, les indica el lugar que deben ocupar en la cola de acceso, marcado en el suelo y suficientemente separado de los grupos anteriores y posteriores, y les invita a pisar el pedal del dispensador de gel hidroalcohólico antes de descubrir el patio.

Si San Basilio es un continuo ir y venir de gentes que alternan su visita a los grandes monumentos de la ciudad con los Patios más cercanos al Centro Histórico, en otros barrios la espera es mucho menor.

El Concurso de los Patios cuenta este año en su edición extraordinaria de octubre con seis rutas repartidas por el casco antiguo que permiten visitar un total de 49 recintos privados y dos institucionales. En la ruta de San Andrés Realejo, por ejemplo, prácticamente no hay que esperar para acceder a sus patios.

Ana y Santiago, unos jóvenes madrileños que han optado por pasar el fin de semana de Puente en Córdoba, llegaron el jueves y tenían claro que debían visitar las zonas más concurridas durante los primeros días para aprovechar el tiempo al máximo. Y están satisfechos con la decisión porque «como mucho esperamos 10 o 15 minutos» para entrar a los recintos, así que han podido disfrutar de otra manera. Continúan el paseo móvil en ristre, siguiendo fieles las rutas y el mapa interactivo de patios que se han bajado con una aplicación.

Benito Raya , cuidador de Gutiérrez de los Ríos 33 está encantado de poder «enseñar el patio de esta manera», en octubre, «porque tienes la posibilidad de dejar a la gente que vea el patio con más amplitud». Así «es un placer», destaca, porque dice que en los años anteriores era «más incómodo por la masificación». En cambio, ahora «se les ofrece una perspectiva que no se puede ver cuando hay tantísima gente».

No muy lejos de allí, Cristina Bendala, propietaria de la Plaza de las Tazas 11, señala «que me están gustando mucho los patios en esta época», tanto que «siempre debiera de haber una especie de edición otoñal de los patios porque están muy bonitos y es un momento especial de la vegetación», que «ya ha superado la crisis del verano que suele pegar muy fuerte a las plantas».

Cristina saluda, sonríe sentada junto a su marido y da la bienvenida a los visitantes. Su patio tiene un aforo que ronda las 40 personas y aunque no hay aglomeraciones el ritmo no para.