Pocas veces habrá estado un patio tan lleno de autoridades como ayer, durante la reapertura del jardín de la casa de los Romero de Torres. O quizá puede que sí hayan tenido lugar en el pasado reuniones tan postineras, y además, precisamente en este recinto. A fin de cuentas, el patio era donde el patriarca de la saga, Rafael Romero y Barros, y sus hijos se rodeaban de la élite cultural e intelectual de Córdoba en largas tertulias bajo el desaparecido Ciprés de los poetas .

En todo caso, la ocasión se merecía todo el respaldo institucional, empezando por el de la entidad propietaria y que ha recuperado el patio: María Luisa Ceballos, presidenta de la Diputación, y siguiendo por el impulsor del proyecto y vicepresidente de la entidad provincial, Salvador Fuentes; así como el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto; la delegada del Gobierno de Andalucía, Isabel Ambrosio o el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado. Todos coincidieron en lo bien que salen las cosas cuando todos se ponen de acuerdo y las cosas se hacen bien, valga el juego de palabras. Claro que también es cierto que las administraciones han tenido tiempo de sobra para acordarse del patio y ponerse de acuerdo, ya que esta parte del edificio de la familia Romero de Torres está cerrado desde 1989 y fue adquirido por la Diputación (con una participación del 25% de la Administración central) en 1991. A tal extremo había caído en el olvido este patio con dos niveles, cuatro ambientes distintos, relevantes piezas arqueológicas y 551 años de historia (se fundó junto al resto del hospital de La Caridad) que muchos reconocían ayer mismo haberse enterado de que existía el patio por la invitación al acto.

Artífices materiales

Por supuesto, ese no era el caso de los artífices materiales de la recuperación del patio: Ana Suárez y su Asociación de Amigos de los Museos de Córdoba, que movilizó a las instituciones hasta encontrar el apoyo decidido de Salvador Fuentes en la Diputación. O el contratista Manuel Poyato y sus trabajadores, que en solo 30 días, chorros de agua a presión, mortero de cal y pintura al silicato devolvió la vida al recinto. O el mejor conocedor del patio y coordinador de su recuperación: el director del Museo de Bellas Artes, José María Palencia. O el arquitecto del proyecto, Joaquín Gómez Hita... O los cordobeses en general, que ahora tienen un nuevo sitio de disfrute y visita obligada (uno de los patios más emblemáticos de los ya de por sí emblemáticos patios) y el deber de no permitir que vuelva a caer en el olvido.