El 14 de octubre se abrió el plazo para formalizar las solicitudes de viajes del Imserso y en pocas horas se agotaron las plazas de los destinos más solicitados, los viajes culturales, algunas playas de Andalucía e islas como Ibiza y Menorca.

Pepi González, viuda y vecina del Sector Sur, fue una de las afortunadas. «Me voy a Benidorm», confirma con la sonrisa desplegada, «con una pandilla de amigas, este año cogemos el AVE hasta allí, ocho días y siete noches, estoy muy contenta». Desde que murió su marido ha hecho seis o siete viajes y solo ha repetido el de Canarias «porque nos gusta mucho».

Manuel Ortega tiene ya el viaje reservado esta vez. «El año pasado tuve un fracaso, pagué los 25 euros de la reserva, pero se me pasó el plazo para pagar lo demás dos días y me quedé en tierra», comenta, «así que este año digo no me pasa y ya lo he pagado entero». Viaja solo porque su mujer es más joven y como no está jubilada «no tiene días libres para irse fuera de la época de vacaciones». Desde que se apuntó, ha ido a Salamanca y a Bilbao, el pasado se perdió uno a Navarra y este año se va a La Coruña. «Yo la playa no la quiero, eso es para ir con la familia, mejor los viajes culturales». Lo malo es que sus amigos no viajan mucho. Lo bueno, que una vez se decide uno, «siempre se conoce gente».

Vicente Martín es policía local recién jubilado y este año se estrena en el Imserso. «Hay pocos destinos donde elegir», se queja, aunque para empezar ha elegido «Torremolinos». Y eso que han ido muchas veces ya. Más vale lo bueno conocido. A su mujer no le gusta el avión, así que viajarán en autobús y en ese caso, «mejor que esté cerca». Sin experiencia previa, Vicente sabe del Imserso lo que le ha contado su hermana, que ha sido quien los animó a viajar. Del precio, dice que «está muy bien, unos 300 euros de media, eso es asequible para la mayoría de los pensionistas».

El viaje de algunos está en el aire. Rosario Luque se jubiló hace 9 años de la consulta de un médico en la que trabajaba. Una vez jubilada, disfruta de la pintura, pero también le gusta salir de escapada de vez en cuando. Soltera, suele viajar con una amiga. «He ido con el Imserso a Benalmádena y a Almería, en autobús, y todo perfecto -explica-. Hay gente que se queja por pegos, pero la verdad es que se está muy bien». Este año los papeles le llegaron justo antes de operarse los juanetes y no se encontraba bien. «No lo eché y ahora me he arrepentido», confiesa, «pero voy a probar a ver».

Ana Sánchez es viuda y Teresa Navarrete casada, pero viajan juntas porque el marido de Teresa dice que «no tiene ganas». Este año, el plan era irse a Marina d’Or, a Castellón, pero «teníamos cita el día 15 y el 14 ya se habían acabado todas las plazas», explican al unísono, así que les ha tocado ponerse a la cola, en la lista de espera. «Solo quedaba Almería y Barcelona, pero a Barcelona no queremos ir, ya hemos ido y como están las cosas, mejor no, y en Almería hace mucho aire», comentan. No son las únicas que descartan viajar a Cataluña. Las reservas del Imserso a este destino han caído de forma dramática desde hace un par de años y se ha acentuado este. «También dijimos de ir a Gandía, pero ya estaba completo de marzo para adelante». De los viajes, aseguran que no pueden poner pega alguna. «Se pasa muy bien, sobre todo, en el baile». Lo único malo es que «hacen falta más plazas porque los mayores, si no es por el Imserso, no podríamos viajar».

En Viajes Palmasur, llevan toda la semana cerrando viajes del Imserso. Según Francisco Cano, «la afluencia es igual que la de otros años» pese a los problemas que hubo para la subasta de los viajes, que hizo temer que se anularan. Como cada año, nada más abrirse el plazo reciben un aluvión de personas para reservar plazas. Ellos también han notado el bajón en las reservas a Cataluña, cuyas costas eran un destino muy solicitado y que este año ha ofertado menos plazas porque los mayores cada vez son más reacios a ir.

Los precios no están nada mal. El más barato cuesta 114 euros y el más caro, 609 (15 días en Canarias con transporte incluido). El Imserso establece una primera remesa de viajes en los que se adjudica uno por persona, «pero después, mientras haya plazas libres, se pueden apuntar a cuatro en total», comenta Cano. Además de los viajes con todo incluido, hay una opción sin transporte que son los últimos que se agotan, se les ofrece el alojamiento en capitales o en costas y ellos deben organizar el desplazamiento. «Eso lo hacen los más jóvenes, que se encuentran bien y se van en coche o se buscan otras formas». Las fechas más buscadas son «la primavera y la Navidad», según el responsable de Palmasur, que confirma la presencia siempre más numerosa de las mujeres en este tipo de viajes. «Vienen parejas también, pero la realidad es que hay más viudas que viudos y eso se nota también en los viajes del Imserso».