Los partidos inician el curso político con la vista puesta en la triple cita electoral (que puede convertirse en cuádruple), en un año en el que la gestión tendrá muy poco margen. El gobierno local dispondrá de algo más de siete meses para concluir proyectos, el resto será tiempo electoral. Entre los meses de octubre y marzo pueden celebrarse las elecciones andaluzas, mientras que las municipales y europeas ya tienen reservado el último domingo de mayo, el día 26. A estas citas podría unirse la de las generales, si el presidente Pedro Sánchez no lograra pactar los presupuestos para 2019 con sus socios de investidura (Podemos, PNV, PdCat y ERC) y decidiera no prorrogar las cuentas convocando elecciones. Precisamente en el 2015 se produjeron esas cuatro citas con las urnas, con sus 45 días de campañas electorales correspondientes (medio mes por convocatoria): primero fueron las autonómicas (22 de marzo), después las municipales y europeas (24 de mayo) y finalmente, las generales (20 de diciembre).

En Córdoba, los políticos ya hacen cábalas de los efectos que un posible adelanto de las elecciones andaluzas provocaría en los resultados locales, empiezan a manejar las primeras encuestas y a esbozar sus estrategia. En junio, el PP hizo público un sondeo que le daba la victoria a José María Bellido con diez concejales y se abría la puerta a un gobierno en coalición con Ciudadanos, que obtendría seis ediles. Los socialistas también manejaron, tras la victoria de Sánchez, una encuesta de elaboración propia que daba nueve concejales a Ambrosio, frente a los ocho del PP. Los socialistas tendrían en su mano gobernar en coalición bien con los seis ediles de C’s, bien con los tres más tres que sumarían Podemos e IU. Es decir, el PSOE podría mirar el ejemplo de sus compañeros del Parlamento andaluz, o reeditar el pacto a la izquierda.

El hecho de que, adelantadas o no, las andaluzas se celebren sí o sí antes que las municipales permitirá ver no solo las tendencias de voto, sino los pactos de gobierno y la aritmérica de los escaños. Si el PSOE recupera su mayoría, si necesita volver a pactar con C’s, si la suma del PP y los naranjas permite arrebatar la presidencia andaluza a Susana Díaz (C’s resta al PP, pero la suma entre los dos superará a las fuerzas de izquierda, la teoría del candidato popular, Juanma Moreno) o si multiplica, solo suma o incluso resta la fórmula de Adelante Andalucía.

«Al PSOE le interesa una campaña electoral donde se hable de la ciudad de Córdoba. En 2015 no nos fue mal, aunque es cierto que las andaluzas supusieron una interrupción en el debate municipal», sostienen fuentes socialistas. Antonio Ruiz, secretario provincial del PSOE-A, subraya la necesidad de «impulsar o concluir proyectos pendientes», y apuesta, pese a reconocer la trascendencia de las citas electorales, por centrarse en la gestión.

Hace tres años, el entonces alcalde José Antonio Nieto tuvo apenas una semana «para poner primeras piedras y hacer inauguraciones», recuerda Salvador Fuentes (PP), que cree que unas elecciones andaluzas en marzo serían malas para PSOE e IU en Córdoba. «Desde enero ya no podrían hacer nada de propaganda», explica.

IU tendrá la dificultad añadida de tener que defender en campaña su gestión en Capitulares, desde el seno de una confluencia con Podemos, que le exigirá ser, por contra, muy crítico con el mandato. «Las andaluzas afectarán en función de los resultados que se obtengan, para ir más o menos reforzados a las municipales», reconocen fuentes de la coalición. Para David Dorado, portavoz de C’s, es evidente que los pactos andaluces «van a condicionar, que no influir, el voto de las locales, Nada es descartable», concluye.