Cuatro días quedan para que el Palacio de Congresos reabra sus puertas. Biocórdoba supondrá el pistoletazo de salida para una nueva etapa en la que la UTE integrada por Palacio de Congresos de Córdoba y Marva dirigirá los pasos de este edificio que lleva cerrado a cal y canto desde el 2015 y a la espera de la finalización de una obra que se ha eternizado desde el 2013. Aquellos años de incertidumbre pasaron y, a menos que vuelvan a surgir problemas en la segunda fase, la Junta, los empresarios del sector de congresos y Córdoba pueden disponer desde octubre del edificio.

Antecedentes

Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Lo que empezó en el 2013 como una intervención parcial para dotar al Palacio de Congresos de más aforo para cubrir el 95% de los eventos que se realizasen en la ciudad se complicó de tal forma que en el verano del 2015 la Junta se encontró con la paralización de la obra del salón de actos. A partir de ahí empezó un complicado tira y afloja entre Junta y adjudicataria, que acabó con la resolución del contrato avalada por el Consejo Consultivo. Todo se complicó en octubre con problemas con la empresa que gestionaba el edificio que acabaron también en cancelación del contrato y tuvieron como consecuencia su cierre. Los trámites para reconducir esta situación se alargaron hasta que en la primavera del 2017 la empresa pública Tragsa tomó las riendas de la reforma y la continuó, elaborando también un proyecto para continuar remodelando el edificio.

Espacio disponible

Cuando el Palacio de Congresos abra, la mitad del edificio podrá utilizarse y la otra mitad no. En esta primera etapa el sector dispondrá de 922 plazas, de las 1.538 que habrá en total, repartidas entre la iglesia, el Patio Azul, las salas Hernán Ruiz, Averroes, Góngora y Pablo Céspedes, el adarve y el salón de actos, que tendrá capacidad para 759 plazas. Esta primera fase empezó por un presupuesto de 2,6 millones y le ha costado finalmente a la Junta 5,3 millones. Después, y una vez que obtenga la licencia, solicitada ya en Urbanismo, la Junta iniciará la siguiente fase, que costará 4,5 millones. La nueva intervención abarca los patios Italiano y Mudéjar, las salas Ambrosio de Morales, Julio Romero de Torres, Juan Bernier, Ramírez de Arellano, Beatriz Enríquez, Presidente, así como las oficinas, cafetería, guardarropa, tiendas, cocina y almacén, con las que el edificio ofrecerá 616 butacas más. Cuando la Junta optó en el 2013 por la reforma su idea era pasar de 677 plazas a 1.170, pretensiones que se han superado, ya que, cuando todo acabe, tendrá 368 más.

La nueva etapa

La Junta ha entregado la resolución de la adjudicación a la concesionaria y sus previsiones son firmar el contrato en dos semanas. A partir de la entrega de llaves empezará una nueva etapa que debe durar 18 años. En ese momento la empresa desvelará sus planes. De momento, ya hay una decena de empresas que han consultado la disponibilidad para celebrar actos entre octubre y la primavera del 2020.

Buena noticia

Tanto la Junta como la empresa concesionaria han mostrado esta semana su satisfacción por la reapertura del Palacio de Congresos, considerada también una «noticia ilusionante» por el sector, que no olvida «los cinco años de pérdidas que hemos tenido», según señala el presidente de la Asociación de Organizadores de Congresos de Córdoba, Vicente Serrano. Durante ese tiempo, añade, «nuestra ciudad ha perdido oportunidades que han ganado otras», por lo que ahora hay que hacer «un esfuerzo entre todos» para «volver a situar a Córdoba en el mapa congresual». Para ello, piensa que en la labor de captación de congresos debe participar el Ayuntamiento y que la Junta no ha de «dormirse en los laureles», ya que «lo que queda es tan importante como lo que se ha hecho y no podemos tener un Palacio de Congresos mutilado».

Los otros

El Palacio de Congresos es el primer proyecto emblemático que abre sus puertas tras la paralización que ha sufrido por discrepancias entre la administración y la adjudicataria, ya sea por la exigencia de una modificación del proyecto o por otras razones. Aún quedan iniciativas a la espera de apertura, como el Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones (CEFC) del Parque Joyero, cuya obra, que está a medio ejecutar, tenía de plazo hasta julio del 2016 aunque fue prorrogada en dos ocasiones. Desde el 2017 está definitivamente parada y el Ayuntamiento sigue con los trámites para retomarla. Otra iniciativa con problemas es la antigua Normal de Magisterio. El proyecto estrella del Urban Sur debía estar culminado en el 2015 en un primer momento y, después, en marzo del 2017, año en el que se quedó estancado en la última fase. El edificio sigue cerrado y a la espera de una solución que permita darle uso. Parada desde hace dos años está la biblioteca de los Patos, que continúa en la fase de modificación del proyecto. La construcción tenía que haber culminado este año, pero aún resta algo menos de la mitad. El Gobierno prevé reiniciar la obra en el 2019.

Esta semana ha quedado parada una obra del Plan Turístico de Grandes Ciudades, la segunda fase del Templo Romano, a la que el Ayuntamiento busca solución. La remodelación de Regina ni siquiera llegó a empezar porque la adjudicataria renunció y aún hay que elegir a otra empresa.