"No es que se les autorice a pasar por las ciudades, es que tienen el derecho, porque las ciudades están hechas justamente sobre las cañadas reales", ha recordado esta mañana José Esquinas, que ha trabajado durante 30 años en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y hoy se encontraba con su hija acompañando a la Ganadería Las Albaidas en su trashumancia hacia el río Guadajoz.

Esquinas ha hecho hincapié en que esta actividad "forma parte de lo que ha sido la cultura de los pueblos no solo de España, sino del mundo", y se trata de una "tradición milenaria de los ganados, que se iban hacia el norte o a las zonas más frías en verano, y volvían a las zonas mas calientes en invierno, con el fin de aprovechar los pastos de todos los lugares".

Esta trasterminancia (una trashumancia que es más corta) finalizará hoy, en su segundo día de camino, con la llegada a la finca de destino de las 2.000 ovejas que Las Albaidas está trasladando para que se alimenten de los restos de cultivos como el trigo, el girasol o el garbanzo.

En el viaje está participando un nutrido grupo de personas, entre quienes se encuentran profesores, estudiantes o aficionados a la naturaleza que disfrutan con esta tradición mantenida por los propietarios de la ganadería, Felipe Molina, padre, y Felipe Molina, hijo.

Este último ha destacado que "son muy pocas" las ganaderías que siguen realizando la trashumancia en Córdoba y a nivel nacional "tampoco hay demasiadas". En esta línea, ha explicado que "es un trabajo muy duro" y "vamos a sitios donde no hay corrales, no hay cercas, no hay nada. Hay que repartirse el trabajo en un turno de 24 horas".

También ha precisado que esto se hace "para bienestar del ganado" y, aunque "el único problema es que nunca se nos ha reconocido la calidad de producto", no pierden la esperanza en que "algún día se reconocerá".