Rafael Muriel, vecino de Adamuz, fue visto por última vez el 1 de septiembre del 2016. Tenía 57 años de edad y en un primer momento se creyó que había desaparecido tras una visita al hospital de Los Morales de la capital, pero más tarde dos testigos lo ubicaron en el pueblo. Su sobrino, Juan Jesús Muriel, recuerda que no sacó dinero de sus cuentas bancarias y que necesitaba medicación porque sufría esquizofrenia. En cuanto a la labor desarrollada para localizarlo, manifiesta que «no sabemos ya lo que hacer, buscamos un poco de consuelo en que por nuestra parte no ha faltado nada». En este sentido, alude a que en un primer momento su pista fue seguida en Córdoba, pero como se le vio en el pueblo, «no se le ha mucho caso porque no hubo la debida cooperación entre los cuerpos» de seguridad, ya que la competencia habría pasado de la Policía Nacional a la Guardia Civil.

Muriel opina que «otros desaparecidos han tenido unas búsquedas más o menos decentes», pero en su familia «nos vemos un poco en menosprecio», y subraya que no han contado con los medios que han observado en otros casos. Sí destaca el apoyo del Ayuntamiento de la localidad, de familiares, voluntarios y la Fundación QSD Global, aunque cree que «la búsqueda ha sido insuficiente» y recuerda que «en los primeros días es cuando más apoyo es necesario». Entre otras ideas, comenta que escucharon rumores de que podría haber una persona implicada en la desaparición, aunque «la Policía hizo pocas investigaciones y ahí quedo la cosa».