La historia de Córdoba está íntimamente ligada al Campo de la Verdad, uno de sus barrios más singulares. Donde hoy se levantan calles y plazas hubo primero un arrabal llamado Saqunda, devastado en el siglo IX por el emir al-Hakam I tras una revuelta, pero varios siglos más tarde tendría lugar una batalla decisiva para la ciudad, una victoria para los cordobeses que ,además de evitar la destrucción de Córdoba, le puso nombre al barrio. Enrique II y Pedro I el Cruel, disputaban trono y tierras en el siglo XIV. Los cordobeses, tal y como relata Teodomiro Ramírez de Arellano en sus Paseos por Córdoba, apoyaron a Enrique tras su coronación como legítimo monarca en Burgos, ya que la ciudad «había presenciado y no olvidado los infames atropellos» de que «fuera víctima» bajo el mandato de Pedro I. El Cruel no perdonó a los cordobeses y pidió ayuda al «rey moro» de Granada, a quien le prometió el dominio de la ciudad si le ayudaba a conquistarla. Durante los ataques las huestes granadinas conquistaron varios puntos de la ciudad, entre ellos la Torre de la Calahorra y los cordobeses «encomendaron su dirección al adelantado mayor de la Frontera Alonso Fernandez de Córdoba, de quien algunos por envidia u otras causas hicieron desconfiar, diciendo estar de acuerdo con Pedro I». Y según cuenta la leyenda, Alonso avisó: «Al campo vamos y allí se verá la verdad».

El noble, cuenta Ramírez de Arellano, cruzó el Puente Romano con quienes quisieron seguirle y, cuando estaban en la Calahorra, hizo volar dos de sus arcos para que los enemigos no pudieran entrar a Córdoba. Después logró expulsarlos de la ciudad y, según la leyenda, esta zona se bautizó con el nombre de Campo de la Verdad para recordar aquella victoria. Pero el nacimiento del Campo de la Verdad y de Fray Albino, tal y como lo conocemos en la actualidad, es mucho más moderno y data de la década de los 40 del pasado siglo. En esa época el alcalde Cruz Conde y el por entonces Obispo de la ciudad, Albino González y Menéndez-Reigada, impulsan la creación del barrio y la creación de numerosas casas en una zona llena de huertas.

Como recoge el Estudio: análisis y propuestas para la rehabilitación arquitectónica, constructiva y urbana del Sector Sur de la Ciudad de Córdoba patrocinado por Vimcorsa en 2008, a la llegada de Fray Albino a la ciudad «queda impresionado por la multitud de miserables chozas que, junto a las murallas del río, daban refugio a otras tantas familias», una situación que se agravó con las inundaciones de 1947 provocadas por la crecida del Guadalquivir. Ello llevó al obispo a fundar la Asociación Benéfica La Sagrada Familia «que en años sucesivos llegó a construir 4.800 viviendas tanto en la zona sur de la capital cordobesa», como en el barrio de Cañero. Nace así el barrio de Fray Albino, que en la década de los 60 contaba con 1.400 casas con unas rentas anuales para sus inquilinos de 800 pesetas. La zona disponía además de servicios básicos «como colegios, panadería, dispensario, farmacia, centralita telefónica, oficina de correos e incluso cine, el Séneca», ya desaparecido. Para evitar nuevas inundaciones se retomaron las obras del murallón en 1957, casi dos siglos más tarde de que se llevaran a cabo las primeras intervenciones para proteger la ciudad de las crecidas del río. Por fin con estas actuaciones se evitaron que el Guadalquivir volviera a inundar gravemente el Campo de la Verdad y la zona de Miraflores, caracterizada por la autoconstrucción de viviendas durante la posguerra.

El barrio ha experimentado numerosos cambios desde entonces y entre las grandes actuaciones que se llevaron a cabo figuran la creación del Parque de Miraflores, que cambió definitivamente la fisonomía de la zona y que dotó a la ciudad de un gran espacio verde y una zona de terrazas ajardinadas que conducen hasta el río y que se ha convertido en uno de los lugares más visitados de la ciudad. Allí se construyó también el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, C3A, se levantó un nuevo puente, el de Miraflores y se reurbanizó la zona. Pero quedó atrás un gran proyecto, el centro de congresos del arquitecto Rem Koolhaas, que hoy reposa para la eternidad en el antiguo cementerio del arrabal.