Son tres amigos y no quieren más compañía. "Aquí estamos tranquilos. No queremos problemas con la Policía porque no tenemos papeles", explica Yassim Ben Omar (24 años), que junto a Badar Banfrj (30) abrió ayer jueves la puerta de su vivienda en El Arenal a este periódico sin ninguna objeción. Al ser preguntados por el incendio ocurrido en una caseta contigua el miércoles pasado, explicaron que algunas personas acuden allí a consumir droga a diario.

No tienen techo, ni aire acondicionado, ni baño. Pese a su juventud, tampoco tienen cerca a su familia, porque hace años decidieron viajar en patera a España para intentar mejorar sus condiciones de vida. Ahora son conscientes de que viven peor que cuando residían en Marruecos, porque allí, al menos, tenían alimento en casa de sus familias, pero confían en que su futuro cambiará si logran un empleo.

Junto a ellos reside Oussama El Bahjaouy (19), quien habla mejor español de los tres porque llegó a este país en el 2014 y ha vivido en centros de menores, en primer lugar, en Cádiz, y más tarde, en el Juan de Mairena y en uno de la Fundación Don Bosco en Córdoba. Tiene un hermano en España desde hace meses, pero no sabe dónde vive.

Por su parte, Badar llegó a Almería y vive en Córdoba desde hace casi dos años, y Yassim desembarcó en la isla de Lanzarote hace dos años, pero está en la provincia desde hace solo uno. Este último afirma que no le provocó miedo el viaje de tres días en patera, porque era pescador en su tierra de origen y está familiarizado con el mar.

Consultados por cómo se encuentran en El Arenal (están instalados en el que solía ser recinto de la caseta La Gaviota, de Nuevas Generaciones del PP), Badar detalla con algunas dificultades que tienen "mucho calor", no comen bien y su ropa tampoco está en buen estado.

Aseguran que no reciben ayuda, aunque en el pasado sí se la facilitó Cáritas desplazándose hasta su puerta. De vez en cuanto, la Policía Local o la Policía Nacional les visitan y "lo que hacen es ver cómo estamos, pero nosotros no tenemos problemas. Hacen su trabajo y se van", aseguran.

En su cocina, unos garbanzos en remojo esperan a que llegue la hora del almuerzo. También se puede observar un brick de tomate y un cartón de leche, y uno se pregunta cómo hacen para que los alimentos no se estropeen al no poder guardarlos en una nevera durante el verano cordobés.

Todo lo que tienen ha sido encontrado en la calle, pero no por ello prescinden de objetos tan básicos como un despertador, un cepillo para limpiar el suelo o una máquina cortadora de pelo, ya que, según precisan, no tienen dinero para ir a una peluquería.

Un cachorro llamado Rocky, también encontrado en la calle, vive con ellos. "Él es pobre igual que nosotros", señala Badar para explicar la acogida. Con estos jóvenes, no le falta el alimento ni una casita de mascotas para dormir.

Badar, Yassim y Oussama sobreviven en estos momentos gracias a que ejercen como aparcacoches en la calle, aunque su ilusión es encontrar un puesto de trabajo que les ayude a regularizar la situación en España.

"Quiero trabajar para arreglar mis papeles", asegura Oussama. Badar destaca que "sí merece la pena estar aquí, aunque ahora mismo no tenemos nada". Consultado por la ayuda que necesitan, detalla que sería "para comer y para hablar español, pero no hablo español y por esto no puede ayudarme la gente", subraya. "No tengo papeles, mierda, pero si tengo papeles y pudiera trabajar, estaría bien", aclara.

Los tres amigos cuentan que han pasado todo el confinamiento en esta infravivienda de El Arenal y Oussama destaca que le hicieron la prueba para detectar si estaba contagiado por coronavirus, pero el resultado fue negativo. También apuntan que cuando lo han necesitado, han acudido al médico sin problema.

Además, en alusión a la comunicación con sus hogares, comentan que mantienen contacto con ellos a través de sus teléfonos móviles gracias a la aplicación de mensajería Whatsapp y a las redes wifi abiertas que encuentran en la ciudad.

La de El Arenal es su casa desde que finalizó la Feria de Mayo del año 2019 y admiten que, cuando se vuelva a celebrar, se tendrán que marchar del lugar. Mientras tanto, sus maletas rojas ya se encuentran junto a la puerta.

Vecinos

Un poco después de esta caseta se ubica Al Baile, un establecimiento de ocio dedicado al baile de salón que abre sus puertas durante todo el año, aunque en la Feria se convierte en la caseta del sindicato UGT.

Francisco Ramírez, socio de la cooperativa junto a Micky Rey, explica que estos chavales "no han dado ningún tipo de problema más allá de la imagen, porque tenemos un público mayor. Ponen en la puerta sillas y colchones, y es lamentable que estén viviendo así con la temperatura que hay", comenta.

Francisco recuerda que durante el confinamiento establecido en el estado de alarma para frenar el avance de la pandemia de coronavirus "ha venido gente a ayudarles y a traerles comida".

En otro orden de cosas, preguntado por la situación del recinto ferial este empresario manifiesta que "el problema es el abandono en general. Es un recinto que está integrado en la ciudad y no se aprovecha debidamente", sostiene. De este modo, opina que se podría acondicionar la zona donde se realizan los peroles e instalar allí baños, fuentes de agua y barbacoas.

Sobre la situación del negocio, también manifiesta que con la pandemia de covid-19 "cuesta más traer a la gente", a la que ofrecen una terraza y el cumplimiento de las medidas de seguridad exigidas para prevenir contagios. "Son tiempos difíciles", reconoce.

A esto se suma, según precisa, que "al no haberse celebrado la Feria se ha perdido muchísimo negocio", porque este evento "es lo que hace que sigamos en El Arenal, por el volumen del resto del año no se sostiene el negocio", indica.

Sin constancia

Este periódico ha consultado al Gobierno municipal para conocer si los Servicios Sociales tienen conocimento de que tres jóvenes migrantes viven al aire libre en El Arenal y la respuesta ha sido negativa. No obstante, la misma fuente ha recordado que aquellas personas que lo necesiten pueden optar a diferentes servicios como los de comedor social, ducha y ropero, ola de calor, casa de acogida y los que son ofrecidos por las entidades sociales.