Francisco Muñoz fue de los primeros niños en llegar al Parque Figueroa a finales de 1969. Casi cinco décadas después sigue viviendo en su barrio y hoy es el portavoz de una asociación de vecinos que nació para trabajar esta «pequeña ciudad que disponía de todos los servicios» en 1970.

Como él, muchos residentes del Parque Figueroa llegaron a este barrio hace casi cincuenta años. Se hicieron mayores y, para no quedar recluidos en casa, en 2004 consiguieron poner ascensores en todas las viviendas. Eso evitó la huida de los vecinos y el barrio «recuperó» su vida. Un barrio que, como señala Francisco, está pensado para la convivencia, porque es todo peatonal.

En 1996 se convirtieron en los primeros vecinos de barrio en construir un aparcamiento, con 240 plazas. Después Vimcorsa levantaría otro a principios de los años 2000.

Hoy continúan con proyectos conjuntos, como lograr la rehabilitación integral de las viviendas para garantizar el aislamiento de los edificios, empezando por las azoteas, una propuesta para la que necesitan financiación de las administraciones autonómica y local.

Reivindican también como una «urgencia» la construcción de una pasarela peatonal sobre la Ronda Oeste que conecte con Turruñuelos para evitar así el tránsito de peatones por el viario. Una medida que ven más que justificada tras la licitación de una obra para construir un nuevo centro educativo junto a la comisaría de policía que atraerá a cientos de escolares al Parque Figueroa. Y, en tanto, aspiran a que el antiguo cine Almirante, propiedad de Sánchez Ramade, tenga un nuevo uso: un hotel para los mayores que decidan pasar unos días en Córdoba. Están en ello.