El obispo de Bangassou, el cordobés Juan José Aguirre, lleva desde el 31 de diciembre acogiendo en su diócesis a numerosas personas que huyen desde Bakouma, a 140 kilómetros donde él desarrolla su labor religiosa en la República Centroafricana, debido a que ha sido arrasada la misión católica de esta ciudad tras la llegada de unos 3.000 mercenarios, reclutados en Chad y Sudán. Según relata Aguirre, estos mercenarios han obligado a la población a exiliarse y han matado al imán de la ciudad. El párroco ha salvado la vida por minutos y miles de personas huyen por la selva. «Cada día desde Bangassou vamos a recoger a personas. Los niños no acompañados los alojamos en el orfanato. El negociador venido de la Minusca les ha dado tres días para retirarse de Bakouma. Quieren dividir Centroáfrica en dos para que los musulmanes del África central se concentren en el nuevo país. Algunos países extranjeros están apoyando con armas y logística esta situación. Mientras, el ejército centroafricano sigue sin armas porque continúa el embargo de armas sobre Centroáfrica desde hace 5 años», cuenta. «Un camión desde Bangassou no para de dar de viajes, lleno a rebosar, trayendo gente desde Bakouma, para ponerse a salvo», añade el obispo.