A partir de ahora se abre un nuevo compás de espera para Rabanales 21, que ya se libró una vez del preconcurso de acreedores. En julio del 2014, el consejo de administración acordó por unanimidad la salida de la situación preconcursal gracias a diversos acuerdos que le garantizaban su viabilidad futura. El hecho de que esa situación no haya podido repetirse indica que esa unanimidad ha faltado esta vez, a pesar de lo que se avanzó con la aprobación del plan de viabilidad y de la ampliación de capital.

Según los expertos en administración concursal consultados, la opción elegida por Rabanales 21, que implica que aún no ha logrado superar la situación de insolvencia pero que no quiere ir a concurso de acreedores porque considera que tiene posibilidades de encontrar soluciones que lo eviten, es frecuente en muchas empresas. Uno de los riesgos que corren las empresas en este caso es que un acreedor solicite «el concurso necesario», momento en el que el juez convoca una vista, llama a la entidad y le pregunta en qué situación está.

Lo normal, señalan las mismas fuentes, es que en ese tiempo, si la cantidad es pequeña, la empresa pague al acreedor. El problema está en un acreedor que exija cantidades voluminosas a las que no se puede hacer frente. Esa última circunstancia es improbable en el caso de Rabanales 21, ya que las deudas grandes que mantiene son o con el Ministerio de Economía o con sus propios socios (Junta y UCO). Por ello, las fuentes consultadas creen que, a pesar del riesgo que corre Rabanales 21 en estos diez días de plazo (que aumentará si en ese tiempo no halla la solución que busca), no va a darse ni una circunstancia ni otra y menos si cuenta con dinero para hacer frente a los pagos más inminentes.