Los padres de Vanesa y Lola, Paqui y Antonio, han sido los sufridores pasivos de todo el proceso. La madre de ambas no pudo ser donante por problemas de salud, así que le tocó asimilar que sus dos hijas serían intervenidas a la vez. "Lo han pasado muy mal, pero ahora están felices viendo que todo ha salido bien", explica Lola. Atrás quedaron los días de mascarilla, de esterilización diaria de su habitación y de sentir que no podía tirar de su cuerpo. Para Vanesa también empieza una nueva vida. "Me preocupaba que todo pasara rápido para volver al trabajo. Ahora me estoy recuperando poco a poco, pero sé que pronto estaré como antes".