Una nube de polvo divisada ayer sobre la fábrica de cementos Cosmos se quedó, finalmente, en un susto. La Junta de Andalucía informó de que no había detectado anomalías en la calidad del aire de la ciudad y la empresa subrayó que «en ningún momento hubo ningún riesgo para las personas ni para el medio ambiente». A lo largo de la jornada, sin embargo, representantes institucionales se pronunciaron sobre lo sucedido y la alcaldesa de la ciudad, Isabel Ambrosio, lo hizo a través de Twitter para informar de que «los servicios técnicos del Ayuntamiento, de la Junta y de Cosmos trabajan desde el primer momento para garantizar la normalidad», añadiendo que «según las mediciones técnicas realizadas, la emisión de una nube de polvo de la cementera Cosmos no reviste peligro alguno para la salud».

La concejala de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Córdoba, Amparo Pernichi, informó de que los bomberos y la Policía Local fueron alertados de la existencia de esta acumulación de polvo y se puso en marcha el mecanismo de coordinación con la Junta, que es la responsable de medir las partículas contaminantes. La concejala señaló que el Ejecutivo regional envió a sus agentes medioambientales para contactar con los responsables de la fábrica y «estamos a la espera de que la empresa nos mande un informe de lo que ha pasado exactamente». Por su parte, el delegado de Medio Ambiente del Gobierno regional, Francisco de Paula Algar, destacó a través de un comunicado que los equipos de medición no habían detectado anomalías en la calidad del aire de la capital y coincidió en apuntar la solicitud de un informe sobre lo sucedido.

El portavoz del grupo municipal de Ganemos, Rafael Blázquez, afirmó que «exigimos transparencia inmediata» y comentó que «se respalda la decisión del Ayuntamiento, en cuanto a limitar las posibilidades de que la cementera amplíe su actividad a cosas como quemar residuos para producir energía para elaborar cemento».

La empresa/ Fuentes de la empresa explicaron ayer a este periódico que el incidente tuvo lugar a las 8.30 horas y el polvo consistió en una acumulación de la harina que alimenta la instalación (que son calizas trituradas), que se dispersó por la apertura de la compuerta de un ventilador. Según indicaron, su reacción no tardó más de tres o cuatro minutos y los medidores de la fábrica «no han dado ningún ratio por encima de lo permitido». Por el momento, desconocen las causas de esta «anomalía» sobre la que manifestaron que «es la primera vez que ocurre y entendemos que no volverá a ocurrir».