Hace más de tres años que Córdoba presentó públicamente la plataforma Córdoba Ciudad Refugio, integrada por colectivos sociales e instituciones públicas para mostrar el deseo de acoger a las personas que, afectadAs por vulneraciones de derechos humanos, huían de sus países de origen. Los datos eran escalofriantes. Más de 51 millones de personas dejaron sus casas según Acnur a finales del 2013 mientras en el 2014, Siria encabezó el movimiento de desplazados sumando al desastre humanitario fruto de la miseria crónica de África el éxodo masivo procedente de Oriente Medio.

¿MALETA O ATAÚD?

El lema que se utilizó entonces para abrir los ojos al mundo occidental sobre lo que estaba pasando era bastante literal: «Los refugiados tienen que elegir entre un ataúd o una maleta». La presión migratoria no ha dejado de crecer desde entonces, al tiempo que los gobiernos europeos han intentado poner freno a la situación, a menudo, haciendo más fuertes las fronteras para desviar los flujos a otros lugares. De ahí que, mientras las llegadas a Italia han caído un 80%, se han triplicado las que vienen por El Estrecho. El pasado mes de mayo, la Comisión Europea alertaba del aumento de esa presión migratoria, que en España se tradujo en un incremento del 22% de las llegadas. Según las cifras oficiales, en los primeros cuatro meses del año llegaron 6.623 personas. En julio, ya iban 18.016.

CAMBIO DE GOBIERNO

La situación que se viene arrastrando desde hace meses se ha cruzado en el camino con el cambio de Gobierno en España, que se estrenó dando la bienvenida al Aquarius, una medida humanitaria que ha servido de justificación a algunos para hablar de efecto llamada. Sin embargo, la Comisión Europea o el comisario europeo de migración, Dimitris Avramopoulos, esta semana, han reconocido que la presión migratoria de España viene de lejos y que el gesto con el Aquarius no tiene nada que ver. Lo bueno del caso es que parece haber abierto los ojos a Europa, que anda buscando nuevos fondos. En España, el BOE publicaba el viernes una convocatoria para repartir 30 millones a proyectos de oenegés destinados a atender a los inmigrantes que llegan a las costas españolas.

LA COSTA DE CÁDIZ

Mientras Europa se pone las pilas, las costas de Cádiz siguen recibiendo centenares de inmigrantes cada semana, lo que ha acabado por colapsar los centros de internamiento, obligando a rebajar al mínimo los niveles de calidad exigibles para una recepción humanitaria. Esta presión mantenida en el tiempo ha llevado a las administraciones a repartir el flujo migratorio a todo el territorio español y a facilitar el tránsito de personas también en dirección a Europa, donde muchos cuentan con familiares a los que quieren llegar.

CÓRDOBA ABRE LOS BRAZOS

La declaración de ciudad refugio hecha por Córdoba no podía caer en saco roto en esta coyuntura. De ahí que la ciudad se haya ofrecido a recibir este verano a más de 500 inmigrantes en distintos dispositivos. Bajo la supervisión de Cruz Roja, encargada de establecer los criterios que deben regir los espacios que albergan a estas personas, Córdoba ha recibido a grupos pequeños en el centro de educación medioambiental y a grupos más numerosos en el pabellón Vistalegre. Todo ello, mientras el Ministerio de Interior preparaba nuevas instalaciones de carácter temporal en las costas de Cádiz. El viernes empezaba a funcionar un nuevo centro de atención temporal de extranjeros en San Roque, dos días después de que 215 inmigrantes dejaran Córdoba en dirección a Madrid, Bilbao, Barcelona y otras provincias.

SE BUSCA NUEVA UBICACIÓN

Tras recuperar su actividad el pabellón Vistalegre, este espacio ha quedado inhabilitado para recibir grupos grandes de inmigrantes en dispositivos temporales de 48 horas, algo que, según fuentes municipales, no podrá ocurrir hasta que se defina una nueva ubicación que cumpla ciertos criterios. Cruz Roja, que mantiene contactos con distintas administraciones, ha dejado claro que cualquier edificio no sirve. Es necesario un lugar con una superficie abierta amplia donde instalar camas suficientes, almacén de fácil acceso, zona aislada para la atención sanitaria y un área de esparcimiento para el comedor. Todo ello, en un edificio que tenga aseos, duchas, agua cliente y aire acondicionado.

NO TODOS ESTÁN DE PASO

Además de la recepción temporal realizada de forma extraordinaria estos días, Córdoba cuenta con varias entidades que acogen a personas refugiadas e inmigrantes, principalmente, Cruz Roja, Red Acoge y Accem. En total, Cruz Roja cuenta con 235 plazas de acogida humanitaria y para solicitantes de asilo entre Baena, Puente Genil y Córdoba. En este momento, tras acoger a las madres con hijos llegados en los últimos contingentes, Baena está al completo, en Puente Genil quedan dos plazas libres para recibir a inmigrantes, 10 en Córdoba y 3 en Puente Genil para refugiados. El resto, está ocupado.

MENORES NO ACOMPAÑADOS

La atención a los menores no acompañados es un problema añadido, ya que deben ser atendidos en recursos específicos para menores y, según Unicef, las llegadas a España han crecido este año un 62%. La situación parece estar desbordando los centros de acogida de Andalucía, que ha recibido en lo que va de año más de 3.000 a través de las costas de Cádiz. La Junta, responsable de estos niños, ya ha anunciado que creará 400 nuevas plazas, ya que hay centros al triple de su capacidad. La situación debe ser grave, también en Córdoba, ya que hay orden expresa de no facilitar datos sobre número de menores no acompañados y ocupación en los centros de menores.