LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO CORDOBA, 3 DE JUNIO DE 1937.

TRAYECTORIA MAESTRO Y LICENCIADO EN CIENCIAS BIOLOGICAS. VICECONSEJERO, DIPUTADO Y SENADOR POR EL PSOE (1982-1994.)

El cordobés Manuel Arenas Martos heredó de sus padres la ideología socialista y el espíritu de sacrificio. "Estoy en la política desde que tenía 10 años y era capitán del equipo de fútbol de mi calle", resalta. Ingresó en el PSOE en 1975 y es católico, porque en su caso, como en el de tantos políticos de su época, la ideología era compatible con formar parte de los movimientos cristianos de los años 60 y 70. Criado en el barrio obrero de la Huerta de la Reina, estuvo 7 cursos ejerciendo como maestro en la provincia hasta que volvió a la capital para seguir con su magisterio. Se instaló en el Parque Figueroa, barrio en el que a finales de los 70 bullían los primeros movimientos vecinales y políticos que hicieran olvidar las imposiciones de la dictadura. Y en ese escenario de múltiples cambios, Arenas tuvo un papel muy activo, como fundador de la Coordinadora de Asociaciones de Vecinos de Córdoba y del Club Figueroa. Responsabilidades que compatibilizaba con su trabajo de maestro y con los estudios, pues se licenció en una segunda carrera, Ciencias Biológicas. Hasta que dio el salto a la política como profesión. Tuvo el "privilegio", según destaca, de formar parte de la primera legislatura del Parlamento andaluz, y ocupó distintos cargos, entre ellos el de viceconsejero de Educación. Tras 12 años de paréntesis político, Arenas volvió al colegio La Aduana donde ya había trabajado, hasta que accedió a la categoría de inspector educativo y se jubiló en este puesto en el 2007.

--¿Cómo transcurrió su niñez?

--Nací en la calle Santa Inés. Viví allí hasta los 3 años. Mis padres compraron una casa y se trasladaron a la Huerta de la Reina, que fue el primer barrio nacido fuera del casco de la ciudad, por el que los arroyos corrían al no estar las calles asfaltadas. Mi padre se llamaba Juan Arenas y era caramelero, natural de Villanueva de la Reina (Jaén). Y mi madre, Amalia Martos, de Maguilla (Badajoz). Los dos se conocieron en Córdoba, ciudad a la que se vinieron de emigrantes para trabajar en una fábrica de caramelos, llamada Caparrós, situada donde hoy está la Facultad de Ciencias del Trabajo. La empresa cerró y Caparrós se la vendió a 3 socios, uno de ellos mi padre, que era el maestro caramelero y ejerció esa actividad hasta su jubilación. En los últimos tiempos de la fábrica lo pasamos muy mal por la excesiva competencia. Las dos carreras que tengo, la de Magisterio y la de Ciencias Biológicas, las he podido cursar trabajando. Mi hermana María también es maestra. Eramos tres hermanos, pero José falleció con 4 años de una meningitis tuberculosa. Varios hermanos de mi padre tuvieron un hijo al que le pusieron José y los tres murieron pequeños, con entre 4 y 5 años, de meningitis tuberculosa. El único José que sobrevivió fue el dueño de Pan Arenas, primo mío, que murió ya mayor. Tengo 3 hijos, Manuel, que tiene a su vez 3 hijos (Carmen, Manolo y Elena); Rafael, que tiene a Ana y Daniel, y Lola, madre de mis nietos Jesús David y Raúl. Y mi nieta Carmen tiene ya un niño que se llama Jesús. Mi mujer se llama María Dolores Moreno Ramírez. Ella no estudió carrera hasta que tuvo a nuestros hijos, pero luego llegó a ser catedrática de Ciencias de Secundaria, más que yo. Siempre ejerció en Sevilla. A mi esposa la conocí en 1959 en El Viso, siendo yo presidente de Acción Católica. Nos casamos en 1964.

--¿Cómo recuerda los años posteriores a la Guerra Civil?

--Pasamos los años del hambre con muchas necesidades, porque el sueldo de mi padre era pequeño. Pero no nos faltaba el pan, gracias a mi tío Lucas, que era el panadero de Pan Arenas.

--¿Dónde estudió?

--Párvulos lo hice en el Grupo Colón. Después seguí estudiando en el colegio privado y laico de Doña Luciana, hasta que a los 10 años fui al Instituto de Enseñanza Media de Córdoba, que entonces no tenía nombre, y que hoy es el Góngora. Terminé el Bachillerato y me fui a Madrid a una academia de preparación militar. Quería ser marino de guerra, pero a los 4 meses me di cuenta de que ese no era mi camino. Volví a Córdoba. Empecé a trabajar en la fábrica de mi padre e hice el preuniversitario en la Academia Espinar. Quería estudiar Ciencias Químicas, pero la economía familiar no lo permitía. Estuve un año sin estudiar, pero seguía trabajando. Me presenté a Magisterio por libre los tres cursos a la vez. Coincidí en el curso con Julio Anguita y Herminio Trigo, que son de mi misma oposición. Acabé la carrera de Magis

terio e inmediatamente convocaron oposiciones en 1961 y las saqué a la primera. Mi primera plaza fue en Fuente Obejuna, después Castro del Río y Valsequillo, donde estuve 6 años y nacieron mis hijos. Era feliz en Valsequillo y me hubiera quedado allí toda la vida. Pero me quisieron hacer alcalde y el único modo de negarme era pedir en el concurso de traslados. Me dieron Montilla, plaza que no llegué a ocupar porque me vine a Córdoba a una escuela del patronato, en la parroquia de Cristo Rey. Luego por concurso de traslados me fui al colegio La Aduana, donde ejercí durante 8 cursos. Mientras trabajaba seguí estudiando, Ciencias Biológicas. Me uní al departamento de Botánica, donde hice la tesina y empecé la tesis, antes de irme a la política. En cargos políticos estuve 12 años, desde 1982. Después regresé a La Aduana y de ahí me fui a la Inspección de Educación.

--Desde muy joven estuvo vinculado a movimientos cristianos.

--Sí, en movimientos cristianos posteriores al Concilio Vaticano II. Fui presidente en la provincia de JACE (Juventudes de Acción Católica de España) y también cuando estuve trabajando en pueblos de la Juventud Agrícola y Rural Católica (JARC). Para ambos cargos me nombró el obispo Manuel Fernández-Conde. En aquellos tiempos estaban en las juventudes cristianas Saturnino Liso, Eduardo Leiva, Ildefonso López y Rafael Morales, entre otros. Como cité antes, estuve preparándome para militar en Madrid en una academia, cuyo director espiritual era el padre Llanos, cura del Pozo del Tío Raimundo. El padre Llanos nos impartió unos ejercicios espirituales que para mí fueron determinantes. Cuando volví de Madrid me metí en la parroquia de mi barrio. Políticos como Felipe González o Alfonso Guerra surgieron de los movimientos cristianos, porque entonces solo se podía hacer política en las iglesias o en el Frente de Juventudes. Representábamos a movimientos católicos, pero nos considerábamos de izquierda.

--¿Qué labor realizaba como presidente de JACE y JARC?

--Nos dedicábamos a hacerle el bien a la gente y luchar contra las injusticias. Eramos un movimiento filopolítico. A la sombra de las parroquias criticábamos la dictadura. El Círculo Cultural Juan XXIII, del que fui afiliado, surgió de la mano de jóvenes cristianos comprometidos.

--Presidió usted el Círculo Cultural Fernando de los Ríos.

--Fue un movimiento cultural de finales de los 80, con muchos afiliados que no eran políticos, pero sí de ideología socialista como Fernando de los Ríos, que fue un famoso ministro socialista y católico de la República.

Manuel Arenas tuvo un importante papel en el surgir de los movimientos vecinales y en el PSOE de Córdoba. En su caso en la barriada del Parque Figueroa, donde se mudó a vivir a la calle Marino Garrote con su mujer y sus hijos cuando regresó a Córdoba después de ejercer como maestro en la provincia. Allí vivió 29 años. Fue socio fundador de la asociación de vecinos del Parque Figueroa, siendo primero vicepresidente y luego presidente desde 1974 a 1979.

--Hábleme de aquella etapa.

--El PSOE de Córdoba en su segunda época, nació en el Parque Figueroa. Casualmente nos reuníamos clandestinamente en la parroquia del Parque Figueroa. Llegué a la política por una vocación social, más que por hacer carrera política. En 1975 ingresé en el PSOE, pero aún éramos clandestinos porque hasta 1977 no se aprobó la legalización de los partidos políticos. En alguna ocasión llegó la Policía y el párroco nos ayudó. El germen de la Federación de Asociaciones de Vecinos Al Zahara fue una reunión celebrada en el Parque Figueroa convocada por mi asociación vecinal. Allí se creó la Coordinadora de AAVV en 1974. Nos detuvieron en una ocasión en Las Palmeras y en otra en las Electromecánicas. Pasábamos unas horas en la comisaría y luego nos soltaban. Simultaneé ser presidente del Club Figueroa y de la AVV. Organizábamos muchísimas actividades, pero seguía estudiando y trabajando.

--El Parque Figueroa era un polvorín de inquietudes, ¿no?

--Era un barrio muy dinámico.

--¿Cómo veía el franquismo el bullir de colectivos vecinales?

--El franquismo ya veía muy mal los movimientos cristianos que nacieron después del Concilio Vaticano II. Las asociaciones de vecinos estaban controladas por los gobernadores civiles y querían meternos en el rol de la democracia orgánica. Por eso, varios directivos vecinales estuvimos detenidos en varias ocasiones, pero el arresto fue por es

ta labor, no por pertenecer al PSOE, aunque la Policía sabía que yo era del partido. El hecho de hacer propaganda política contra el régimen y fomentar las libertades era una forma indirecta de atacar al régimen. A pesar de ello, me llevaba bien con los gobernadores civiles, como Mariano Nicolás. A través de la AVV logramos mucho para el Parque Figueroa, el instituto, la guardería infantil (llamada entonces Los Peques) o el campo de fútbol. Para ello, nos reuníamos frecuentemente con el gobernador civil y con el alcalde de entonces, Antonio Alarcón, que llegó a ser muy amigo mío.

--¿Qué función desarrollaba el Club Figueroa?

--Fue fundado por la Caja Provincial de Ahorros, como todo el Parque Figueroa. Me siento protagonista de haber logrado que se aceptase en el barrio, en una asamblea multitudinaria, que se pudiera jugar allí al tenis. La Caja Provincial de Ahorros era de la Diputación. La primera junta directiva del club fue nombrada a dedo. Me siento orgulloso de ser el primer vocal por aclamación del club, el primer cargo electo entre 1971 y 1972. Luego accedí a presidente y se democratizaron los estatutos del club.

--¿Disfrutó de su vínculo con el Club Figueroa?

--Fueron unos de los años más felices de mi vida, por las luchas ciudadanas, por las asambleas, manifestaciones, por conseguir logros para los ciudadanos. El exconcejal Marcelino Ferrero estaba en el PCE en el barrio. Comunistas y socialistas estábamos juntos en la lucha, aunque nos lleváramos mal.

--Usted también ha tenido una faceta universitaria.

--Entré en el departamento de Botánica cuando acabé Ciencias Biológicas, de la mano del catedrático Eugenio Domínguez (recién nombrado rector de la UNIA). Fui profesor colaborador del departamento durante cuatro cursos.

--También ha ocupado otros cargos diversos.

--Fui presidente de la Federación de Espacios Protegidos de Andalucía, del Patronato de las Lagunas del Sur de Córdoba y miembro del Consejo Social de la Universidad. Durante mi etapa de senador, fui presidente del Consejo Regulador Montilla-Moriles, y desde esas responsabilidades se lograron ante el Ministerio de Hacienda, Industria y Comercio algunas reivindicaciones fiscales para las bodegas del marco.

--En los últimos años ha decaído el panorama industrial de Córdoba, con el cierre de empresas emblemáticas.

--Veo el panorama muy pesimista, a pesar de que he conocido muchas crisis. Me da mucha pena de Cajasur, que era la joya de la corona. Aunque antes de que desapareciese como otras entidades, es preferible que la haya comprado la BBK. Parece que esta entidad ha apostado fuerte por Córdoba. Ojalá impulse la economía cordobesa. En Córdoba faltan fundamentalmente empresarios, que sean arriesgados, aunque los mismos se quejan de que no pueden emprender si no disponen de medios financieros y de préstamos para invertir. A pesar de ello creo que Córdoba tiene potencial y le falta emprendedores. Tiene una economía agrícola y ganadera rica y la industria ligada a estos sectores puede ser más importante. Ahí habría que insistir. También en el turismo de interior, que hay que seguir desarrollando como lo ha hecho Jaén.

--¿Cómo ha vivido el cierre de Pan Arenas?

--José Arenas Lara, fundador de la firma Pan Arenas y primo hermano mío, heredó de su padre, mi tío Lucas, la panadería de Las Costanillas, una pequeña firma que transformó en la primera panadería industrial de Córdoba. Pan Arenas fue la segunda fábrica de tecnología en cadena de España, después de la que había en Pamplona. Pepe Arenas traspasó los límites de esta ciudad. Fue el primero en su género, pero además hizo importantes incursiones en la construcción, concretamente en La Cala de Míjas (La Butibamba), impulsó granjas avícolas, entre otras actividades. Un cáncer se lo llevó en un momento en el que como empresario había alcanzado las más altas cotas. ¡Una pena! Llevamos tiempo en Córdoba que existe una gran competencia "desleal" en el sector de la industria del pan. Estoy convencido de que si él viviera "otro gallo hubiera cantado". Se nos fue uno de los mejores empresarios de Córdoba.

--¿La sociedad actual ha dejado de valorar lo que costó la democracia?

--Para los ciudadanos de hoy la libertad apenas tiene importancia, porque han nacido en la democracia. Existen ciertos movimientos que están reivindicando más libertad y más democracia. Me parece formidable el surgir del 15-M o Stop Desahucios. La monotonía es catastrófica. Si nos habituamos a hacer las mismas cosas, aunque sean buenas, viene el tedio y luego surgen pícaros que se aprovechan de las circunstancias. Estos movimientos me recuerdan a los de los años 70, que dieron lugar a una pléyade de políticos, de los que algunos siguen. Son revulsivos de las conciencias, para reflejar que no nos conformamos con votar solo cada 4 años, sino que debe haber mucho más.