Las restricciones en residencias de ancianos y el miedo al contagio ahora que la vacuna contra el covid-19 está a la vuelta de la esquina han abocado a muchos mayores a pasar una Navidad sin ver a sus familias, pero los trabajadores de los centros han tirado de imaginación para mitigar la extraña situación que viven estas personas, que, por otra parte, tienen una gran capacidad de "aguante" y aceptan las medidas con resignación y sin quejas ni protestas, como señalan algunos de los empleados de estos centros.

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Menús especiales donde no faltaron langostinos, pavo, tablas de productos ibéricos o deliciosas tartas, y variadas actividades han animado la Nochebuena en algunas residencias de ancianos, además de apoyarse en las nuevas tecnologías para acercar a estos mayores a sus seres queridos vía telemática. Este es el caso de la residencia Santísima Trinidad, donde la tradicional misa con la que comienza el día de Nochebuena, en la que la participación de los familiares, este año inviable, ha sido sustituida por una retransmisión para que los allegados a los residentes pudieran verlos e, incluso, participar telemáticamente del aperitivo que se les sirvió tras la eucaristía.

Este pequeño encuentro virtual ha sido lo más cercano al reencuentro familiar. Como no podía ser de otra manera, el menú también ha sido especial en estos centros, donde se organizaron distintas actividades. En la Trinidad, el bingo fue la estrella, aunque el equipo de terapeutas preparó distintos talleres, convirtiendo la jornada en un día muy entretenido, según señala José Juan Jiménez Güeto, que también es responsable de la residencia San Juan de la Cruz, donde también se ha vivido una jornada muy especial.

De otra pasta

"Ellos están hechos de otra pasta muy diferente a la nuestra, han tenido una vida sacrificada, comprenden la situación que estamos viviendo y lo ven como algo más en sus vidas"”, señala Jiménez Güeto, que asegura que eso no impide que en esta época no sientan esas carencias afectivas y la pena de no ver a sus hijos y nietos. La residencia San Juan de la Cruz y la de la Trinidad serán unas de las primeras a la que llegarán la vacuna, que comenzará a suministrarse a sus usuarios el domingo y el lunes, respectivamente.

Mayores en la residencia Santísima Trinidad. A. J. GONZÁLEZ

También se sintió de una manera muy especial la Navidad en la residencia Séneca de Córdoba, que pertenece a la cooperativa El Yate, donde habitualmente en estas fechas se llevan a cabo numerosas actividades de convivencia y reciben la visita de coros rocieros o estudiantes de colegios. En esta ocasión nada de eso ha podido celebrarse, pero se ha suplido con otras actividades como la iniciativa del colegio Europa, cuyos alumnos han enviado postales a los residentes, “lo que ha sido muy emocionante”, señala Patro Wals, la responsable del centro.

"Para nosotros siempre ha sido muy importante la participación de los seres queridos de nuestros mayores, y como en esta ocasión no se ha podido compartir, las familias han enviado videos a los residentes y les hemos hecho un montaje que les ha gustado y emocionado mucho”. Otra iniciativa ha venido de los terapeutas, que han ofrecido la posibilidad de despertar sus recuerdos navideños. “Son muy fuertes, muchos de ellos no han tenido una vida fácil y están acostumbrados a soportar los envites de la vida”, pero no pueden evitar “echar de menos el calor de su familia y las salidas, que están más limitadas”, continúa Wals, cuyo principal objetivo, igual que el del resto de los trabajadores, es “sacar una sonrisa” a estos mayores.

También ese es el máximo interés en el Hogar San José Hermanitas de los Ancianos Desesperados. Allí han pasado estos días entre actividades y comidas especiales. “Hemos intentado reforzar el ambiente familiar entre nosotros, pero indudablemente estas circunstancias no dejan de influir”, asegura Sor Laura, una de las hermanas del centro, que señala que se han divertido mucho cantando villancicos y sustituyendo las visitas de los familiares, que debido a las restricciones han podido ser muy pocas, o por videollamadas.

Comedor de la residencia Santísima Trinidad. A. J. GONZÁLEZ

En la Residencia Jesús Nazareno de Córdoba, la hermana Mari Carmen explica que "se ha intentado impregnar el centro de espíritu navideño, ya que los ánimos están un poquito bajos”. Zambombas y panderetas no dejaron de sonar las tardes de Nochebuena. "Son fechas muy entrañables que se prestan a la nostalgia, pero procuramos que estén lo mejor posible”, además de ofrecer un menú especial donde no han faltado los polvorones y mantecados”.

Muy pocos han salido de las residencias

Muy pocos han salido de las residenciasAunque los mayores han tenido la posibilidad de salir de las residencias para pasar unos días con sus familias, excepto algunos usuarios de la residencia Jesús Nazareno de Córdoba apenas ninguno ha tomado esa alternativa, entre otras cosas porque la normativa obliga a salidas de no menos de cinco días, pruebas PCR a la entrada y la salida de centro y pasar después 14 días de cuarentena. A todo ello hay que añadir el sentido de la responsabilidad y el miedo al contagio.

Según señala María José Vázquez, de la Plataforma para los Derechos de las Personas mayores y Dependientes, las salidas son mínimas porque, además “muchas familias no tienen recursos para poder atender a sus padres durante cinco días”, otras tienen miedo , sobre todo ahora que las vacunas están a punto de ponerse, puesto que conviven con jóvenes que “pueden traer el virus a casa” y, por otro lado, los mayores deben permanecer catorce días encerrados en su cuarto guardando cuarentena, lo que no compensa a muchos.

“Esto no está al alcance casi de nadie”, dice Vázquez, por lo que el colectivo ha pedido a la Junta que se duplicara el tiempo de las visitas y que pudieran acudir dos familiares en vez de uno, lo que solo indica como “recomendación y no como norma, y eso hará que en muchos centros no se cumpla”, dice Vázquez, que asegura que eso es "no pensar en los mayores", ya que puede haber “caminos intermedios como este, con el que se puedan visitar durante más tiempo en estas fechas” y de esa manera pueden ver a sus nietos además de sus hijos.

Vázquez insiste en que debería haber una norma clara el respecto y no permitir que esta ampliación de visita quede a en manos de la dirección de los centros, "como está sucediendo". “Queríamos que todos nuestros mayores tuvieran ese derecho, lo que hubiera sido un detalle de Navidad” , concluye la representante del colectivo, que se lamenta de que se regulen las salidas de las residencias pero no las visitas.