Ofrecer nuevos servicios con los que responder a las necesidades que plantean las nuevas formas de vida está siendo la clave de la supervivencia de pequeños negocios que resisten la competencia de grandes superficies o la que pueden encontrar online, y otros retos como los que supone en estos momentos la pandemia de coronavirus

Desde hace algún tiempo, administraciones públicas y entidades del sector advierten de que la presencia en internet puede ser una salida para el pequeño comercio y cada vez son más los establecimientos que se adentran en este ámbito. Los caminos y los resultados están siendo desiguales, aunque como denominador común subyace la idea de que se trata de una línea de futuro.

Así lo entiende Maribel Peñas, propietaria de una librería que lleva su nombre en Valdeolleros, que explica que es la segunda generación de un negocio familiar abierto hace 38 años. «La montó mi padre y siempre ha ido modernizándose, él no ha querido una librería clásica y me inculcó eso. Hace un año implantamos la web y el servicio a domicilio», recuerda.

Su voz permite percibir su entusiasmo por las nuevas ideas y, consultada por el funcionamiento de estos servicios durante el confinamiento motivado por la pandemia de coronavirus, explica que «se han disparado la venta en la web y el servicio a domicilio, todos estamos muy contentos». Los regalos entre amigos o, por ejemplo, de abuelos a nietos han sido una de las necesidades cubiertas por esta librería e indica que, aunque cuando comenzó a funcionar la web «nos llamaban sobre todo del norte de España», ahora la mayoría de los clientes son del barrio.

En estos momentos marcha «poco a poco» y uno de los hándicaps es que «la gente piensa que un negocio pequeño no te va a dar el mismo servicio que uno grande, aunque tardamos incluso menos y estamos respaldados por varios almacenes», indica.

Como curiosidad, también apunta que «las personas mayores quizá confían más en la web de un pequeño comercio que en una gran plataforma. Le envío el enlace del producto que quieren ver y eso le gusta. Lo eligen, hacen una captura (de pantalla) y me piden que lo reserve».

Esta librera admite que «hoy por hoy no vamos a vivir de la venta online, pero sí es un complemento». La suya es una iniciativa novedosa y, preguntada por si la recomendaría a otros colegas, afirma que sí, aunque «para tener web necesitas casi a una persona dedicada a ella y no todo el mundo tiene dos personas trabajando en una librería», lamenta. Reparto a domicilio y redes sociales son otras vías que, a su juicio, pueden ayudar a dinamizar el pequeño comercio.

El catálogo, en las redes

Un ejemplo de las posibilidades que ofrecen estas herramientas es el negocio El Setal. Su propietaria, Gloria Muñoz, detalla que tiene una web que le ayuda a ganar visibilidad, aunque su sistema está más basado en la oferta de listas semanales de productos (en el caso de los frescos, varían dependiendo de la temporada) a través de las redes sociales.

El Setal fue abierta en el año 2016 y lo más demandado son los alimentos frescos ecológicos y las setas silvestres (sobre las que apunta que «no las ofrece nadie»). También los panes, huevos o frutos secos, y si algún alimento no aparece en la lista los clientes se lo piden, porque «tengo una relación muy cercana a través de Whatsapp sobre todo», subraya.

Sobre el emprendimiento de este negocio, comenta que es bióloga y, después de unos años viviendo fuera de Córdoba, regresó a la ciudad «y pensé en algo que me pudiese gustar y acercar a mi área de conocimiento, aposté por esto». Esta empresaria opina que el reparto a domicilio la diferencia de otros establecimientos y, de hecho, cree que en estos tiempos de pandemia «es lo que me ha sostenido».

Gloria explica que «cuando llegué aquí no tenía clientela. Mi barrio (la zona centro) tiene una población de gente más mayor, que ven más desde la distancia este tipo de productos. Tuve que buscar otra alternativa para sobrevivir, empecé con este sistema y es lo que más me renta, relacionarme por redes sociales y el boca a boca». En cuanto al perfil de sus clientes, precisa que «hay un poco de todo, pero suele ser gente que se preocupa más por la alimentación, por el origen de los productos y por que sean de cercanía. Por apoyar al comercio local y a los pequeños».