Los musulmanes austriacos procesados por los incidentes de la Semana Santa del 2010 en la Mezquita-Catedral, cuando parte de un grupo de unas 120 personas oró en su interior por el rito islámico, sostuvieron ayer en el juicio que el rezo fue espontáneo, que no estaba planificado, que desconocían la prohibición que les impedía llevarlo a cabo y que no agredieron a los vigilantes de seguridad cuando acudieron a decirles que cesaran en su actitud. Por contra, los vigilantes declararon que el acto estuvo "perfectamente planificado", que "la violencia era palpable" y que uno de ellos resultó herido con un arma blanca.

El encargado del grupo --o el líder, según el fiscal-- admitió que aquel Miércoles Santo empezó a rezar de forma "espontánea" en la Mezquita y que, sin estar planeado, se le unieron unas veinte personas que participaban en el "viaje cultural" organizado por las Juventudes Musulmanas Austriacas para mostrar la unión de culturas y religiones entre musulmanes, cristianos y judíos. Según dijo, sabía que dentro de la Mezquita había una catedral y que en ella no podía rezar, pero que él lo hizo fuera de ella. Además, al igual que otros procesados, señaló que en Austria sí que practicaban rezos en iglesias católicas y que "no era consciente de que el acto iba a provocar este problema".

NO PARO PESE AL AVISO En el momento en el que estaba rezando, según su relato, fue cuando se le acercó un vigilante y le dijo que no podía hacerlo, pero no paró porque si lo hacía el rezo ya no era válido. En ese momento, declaró, el vigilante le atrapó la cabeza con las piernas, sintió miedo y, tras zafarse, salió corriendo. Poco después fue alcanzado y reducido, pero negó que su grupo pegara a nadie ni sacara cuchillos, culpando del tumulto y los incidentes a la actitud del vigilante. El fiscal, por contra, sostiene que el líder del grupo pegó un puñetazo a uno de los miembros de seguridad y otro de los acusados le lanzó un navajazo al pecho.

El acusado de la cuchillada reconoció que tenía una navaja, pero dijo que no la utilizó y la llevó siempre en el bolsillo. Otro procesado que supuestamente agredió con una muleta a un policía sostuvo que no era cierto. De los ocho acusados, solo uno reconoció que a la entrada le dijeron que no podían rezar, pero los demás sostuvieron que lo desconocían. Sí coincidieron en que los vigilantes fueron los que se mostraron agresivos, y uno de los que rezó dijo que, si hubiera sabido "que se iba a liar, no lo hubiese hecho".

PUÑETAZO Y CUCHILLADA El vigilante de seguridad que resultó herido mantuvo que el acto estuvo "perfectamente organizado", que mientras él intentaba acercarse al líder que dirigía el rezo lo sujetaron y empujaron para impedírselo y que, en un momento dado, recibió un puñetazo de aquel. Fue cuando salió corriendo y él detrás hasta inmovilizarlo. En esa situación, vio como alguien se acercaba con una navaja y logró quitársela de encima con la mano, resultando herido. "La situación era muy crítica" y había "amenazas de muerte constantes, tanto en inglés como en español". A su entender, todo estuvo planificado porque hicieron un círculo de seguridad en torno al líder mientras rezaba y, además, lo hicieron en un lugar sin cámaras de seguridad.

El fiscal pide para los ocho acusados penas que suman casi 16 años por desórdenes públicos, lesiones y atentado a agentes de la autoridad.