Una vecina del inmueble de Maestro Priego López 20, en Ciudad Jardín, ha reconocido ante la Policía haber sido la causante del fallecimiento, entre la noche del jueves y la madrugada del viernes, de otra residente del bloque, una mujer octogenaria, Rosa R.C., que fue encontrada la mañana del viernes sin vida y con señales de violencia en su domicilio, en donde vivía sola, según han confirmado a este periódico fuentes de la investigación.

El caso había comenzado a ser investigado en la mañana del día 8 después de que un hijo de la fallecida, que era viuda y vivía sola, se personara en la vivienda al no responder a sus llamadas habituales. Con la llave que le había confiado la mujer a una vecina para, precisamente, casos de emergencias como éste, el hijo, uno de los tres de la mujer fallecida, entró en el domicilio y encontró el cadáver de su madre con señales de violencia, aunque ni fuentes policiales, ni del vecindario o de la familia habían llegado ayer a confirmar qué tipo de lesiones y daños presentaba, hablándose tan solo de un fuerte golpe en la cabeza como causa evidente de su muerte.

PROTOCOLO INICIAL / Ante esta situación, se activó el protocolo de la Policía Nacional y los especialistas de la Policía Científica se personaron en el lugar para recoger indicios, precintando en un primer momento el domicilio para que no se interfiriera en la investigación. De hecho, dichas pesquisas se han puesto bajo secreto de sumario decretado por el juzgado de guardia que en principio se hizo cargo del caso, una de las pocas circunstancias que sí han confirmado formalmente tanto fuentes policiales como de la Subdelegación del Gobierno.

El funeral, al que asistieron numerosos familiares y amigos de la mujer, entre ellos los hijos de la fallecida, se celebró al mediodía de ayer en la iglesia de Santa Teresa, parroquia correspondiente al domicilio de la supuesta víctima, en la calle Maestro Priego López, estando los hijos de la mujer fallecidas entre los que portaron el féretro al entrar para la función religiosa celebrada en el interior del templo.

Sobre el estado de la vivienda de la fallecida, y aunque en principio no se encontraron señales de robo (circunstancia que a priori obligaba a descartar el motivo como móvil de la supuesta agresión mortal), fuentes del entorno del vecindario informaron de que la petición de la Policía de no entrar en la vivienda había impedido que los hijos de la fallecida pudieran confirmar completamente que en la vivienda no falta ningún objeto significativo.