En España, las mujeres con empleo trabajan gratis desde el 8 de noviembre hasta el 31 de diciembre. La Comisión Europea ha constatado recientemente esta situación de desigualdad que se repite en todos los países de la Unión, con mayor o menor intensidad. El próximo 8 de diciembre, las féminas de este país habrán regalado un mes de salario a las empresas donde desempeñan su labor por el hecho de ser mujeres. Es el resultado de la brecha salarial, que en España se sitúa en el 14,9% y en Córdoba, según la delegada de Mujer de CCOO, <b>Mar Ávalos, </b>por encima de la media nacional (23%), de forma que «según Eurostat, las cordobesas trabajan una media de 90 días gratis». 30 días más de propina.

Se trata de una realidad que se hace visible en las nóminas mensuales de las trabajadoras aunque tal desigualdad no sea evidente. Las diferencias están claras en los datos que cada año recoge la Agencia Tributaria en su informe Mercado de trabajo y pensiones en las fuentes tributarias. Según dicho informe, las mujeres cobran una media de 3.336 euros menos que los hombres al año, un ahorro considerable para las empresas que, según Ávalos, se reparte entre todos los sectores económicos. «El sueldo de la mujer es sensiblemente inferior al de los hombres en todos los sectores, si bien hay amplias diferencias. En el ámbito de los servicios sociales, la brecha alcanza un 53,5%, seguido de la agricultura, con un 51,1% de diferencia», explica, «mientras en construcción y servicios inmobiliarios la diferencia es menor y se sitúa en un 17,7%». Ningún sector económico está equilibrado y en ninguno las mujeres cobran más que los hombres.

Entorno europeo

Si comparamos la situación de España con la de otros países de su entorno, donde ellas cobran una media del 16,3 % menos que ellos, España está ligeramente mejor situada (14,9%) y aun así triplica la brecha salarial existente en Italia, Luxemburgo y Rumanía. Es decir, según datos de la Comisión Europea, las mujeres regalan tres veces más de su sueldo a sus empleadores que las asalariadas de estos países. Córdoba, por su parte, es una de las provincias que contribuye a elevar la media nacional de desigualdad salarial. En la provincia, el salario medio de un hombre se sitúa, según los últimos datos de la Agencia Tributaria, en 15.181 euros anuales. El de la mujer, en 11.845 euros al año. Carmen Jurado, responsable del área de Igualdad de UGT, afirma que «una empresa se ahorra en conceptos de complementos salariales y en cuota patronal en torno a 3.200 euros anuales (salario por una jornada completa)». De este modo, «a lo largo de su vida laboral, una mujer percibe de media 109.000 euros menos que un hombre». Según los informes de UGT, la brecha salarial afecta más a los contratos indefinidos (26%) que a los temporales (22%), si bien, Jurado apunta que «desde el 2013 se observa que las mujeres contratadas a tiempo parcial cobran cada vez menos mientras a los hombres no les ha variado el salario». La brecha salarial no solo varía según el sector económico. También según los tramos de edad, ampliándose a medida que las mujeres cumplen años, mientras se iguala entre los más jóvenes. En la franja de 18 a 25 años, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es de 783 euros anuales de media, unos 60 euros al mes. De 26 a 35 años, la brecha se abre hasta 1.608 euros anuales de diferencia a favor del varón. Un paso más adelante, de 36 a 45 años, la diferencia es más del doble, 3.598 euros. En esta franja y en la siguiente es donde se concentra la mayoría de los asalariados cordobeses. De 46 a 55 años, los varones cobran 4.846 euros más que las mujeres, rozando los 5.000 euros de diferencia en el tramo de 56 a 65 años. Se ve que, en algún momento de la carrera profesional, los ingresos de ellas se estancan respecto a los de sus compañeros de trabajo varones mientras ellos contabilizan nuevos complementos o ascienden en el escalafón, lo que les permite aumentar progresivamente sus retribuciones.

Huelga de mujeres

En este escenario, cabe imaginar qué pasaría si se convocara una huelga de mujeres y decidieran dejar de regalar esos dos meses de trabajo gratis a las empresas. ¿Qué sectores se verían paralizados? Según Carmen Jurado (UGT), «la ciudad se paralizaría». Sectores muy feminizados como sanidad, enseñanza, justicia, comunicación, cuidados o limpieza quedarían descabezados por la base, ya que la presencia de mujeres es aplastante, también en el sector público. Mar Ávalos (CCOO) coincide en que «el sector de la hostelería, salud o servicios sociales se quedaría prácticamente paralizado al igual que el agrícola en la provincia». En una ciudad como Córdoba, que concentra su actividad económica en el sector servicios, «si las empleadas de hostelería ejercieran su derecho a huelga, se generarían graves problemas por la mayor presencia de mujeres en las actividades administrativas en servicios auxiliares, presentes en la mayoría de los sectores económicos».

Pese a que los datos hablan por sí solos, «la mayoría de las mujeres no perciben esta discriminación», ya que generalmente se ejerce «de forma encubierta», explica Ávalos. La discriminación directa, que supone que por el mismo trabajo los hombres perciban más que las mujeres está prohibida por ley, si bien «continúa existiendo en algunas empresas, especialmente en las más pequeñas», asegura. La discriminación indirecta se ejerce en otros planos. «Las mujeres se ven obligadas a compaginar responsabilidades profesionales y familiares y, para ello, reducen la jornada laboral o piden una excedencia, lo que influye negativamente a la hora de obtener mejoras salariales o promocionar», aclara Mar Ávalos, que apunta fórmulas de discriminación camuflada. Establecer diferencias salariales en categorías u ocupaciones según quién las desempeñe es una opción habitual. Por ejemplo, un mozo de almacén de un supermercado (generalmente un hombre) cobra más que una cajera. Asimismo, el salario de sectores muy feminizados como el de las limpiadoras de viviendas o despachos es más bajo que el de los hombres que trabajan en la recogida de basura, pese a estar en el mismo sector. Ávalos señala por último las «barreras invisibles que frenan el ascenso de las mujeres». En ese caso, es común valorar más las horas trabajadas que la productividad, una medida que beneficia generalmente al varón, más liberado de las cargas familiares. «La actual Ley de Igualdad Salarial no solventa estos problemas», según UGT, que aboga por obligar a las empresas a someterse «a auditorías periódicas de igualdad salarial a instancias de la representación sindical y crear un registro público de empresas de más de 25 trabajadores para registrar sus retribuciones». CCOO recuerda que el Congreso en pleno pidió al Gobierno en octubre de este año que presentara en la Cámara Baja medidas transversales para corregir la diferencia salarial en un mismo puesto de trabajo y para incorporar al ordenamiento jurídico el concepto de igual retribución por trabajo de igual valor. Además, «el Gobierno andaluz anunció el año pasado que regularía por ley las auditorías a empresas privadas para detectar las diferencias, pero sigue pendiente la reforma de la Ley de Promoción de la Igualdad de Género».

Los empresarios reclaman, por su parte, un análisis de la brecha salarial «desde el rigor». <b>Antonio Arroyo</b>, director del Área Jurídico Laboral de CECO, recuerda que «ningún convenio colectivo diferencia entre el salario de hombres y mujeres porque sería ilegal». Pese a ello, admite que la brecha salarial constituye «una situación injustificada que todos debemos intentar corregir, para la que es preciso seguir trabajando, sensibilizando y educando en la igualdad, y que no solo se contemple la igualdad legal sino la real». Para ello, en su opinión, «las mujeres deben poder acceder a puestos de mayor cualificación y conseguir así mejores salarios». En esta línea, CECO, con el apoyo de administraciones públicas y sindicatos están trabajando «para priorizar el acceso de las mujeres a la Formación Profesional Para el Empleo, incluyendo medidas de igualdad en los convenios colectivos e informando a las empresas sobre las ventajas que suponen la conciliación laboral y familiar para la competitividad empresarial». Sin embargo, considera que es la sociedad en su conjunto la que tiene que evolucionar. «No olvidemos los datos sobre el tiempo que empleamos hombres y mujeres en las labores domésticas o el porcentaje de hombres y mujeres que reducen sus jornadas laborales para el cuidado de hijos o familiares».

Cabe recordar que, a largo plazo, la brecha salarial se traduce en pensiones más bajas para las mujeres. La falta de conciliación que está detrás de esa brecha ya está teniendo reflejo además en los índices de natalidad, ya que cada vez más mujeres se ven obligadas a renunciar a la maternidad si quieren prosperar en su carrera.