Lorenzo Manuel Rodríguez, Loren, es un cocinero y pastelero cordobés que ha trabajado en la restauración por toda España antes de fundar su propio negocio en el barrio de San Agustín. Aunque llevaba meses preparando el proyecto, abrió A Mortero justo antes de que se declarara el estado de alarma «sin saber muy bien la dimensión de lo que se venía encima -explica-. Luego tuve que cerrar casi tres meses y reabrí el 23 de junio». En su local, de pequeñas dimensiones, ofrece un servicio diario de cenas (20.30 a 23.30 horas) de lunes a sábado, siempre con cita previa. «Mi concepto es el de menú degustación mediterráneo contemporáneo a un precio asequible (25 euros) con productos de cercanía de mucha calidad, cocina de temporada con conciencia - afirma seguro-. Ofrezco una zona libre de estrés donde disfrutar de la comida y la compañía». Su local es el único bar de la calle Obispo López Criado, «mi templo en el que todo está recién cocinado». El impacto de la pandemia no le preocupa demasiado. «La respuesta está siendo buena, voy poco a poco», señala, al tiempo que augura un florecimiento de la zona: «Hay muchos locales pequeños con potencial».