La salud bucodental, una materia excluida casi por completo de la cartera de servicios de la Seguridad Social, es una asignatura pendiente para muchos cordobeses. Una realidad sobre la que es difícil conseguir datos ya que, según el presidente del Colegio de Dentistas de Córdoba, Rafael Roldán, para quien la salud bucodental es «la hermana pobre» de la sanidad, «la mayor parte de los tratamientos dentales son privados y no hay estadísticas oficiales». Para hacer una panorámica de la situación, hay que acudir a la Encuesta sobre Salud Bucal en España 2015, que revela datos sobre nuestra zona como que el 56% de la población cree tener una boca sana, pese a que el 51% no tiene el hábito de acudir al dentista ni siquiera una vez al año. El resto de Andalucía comparte marcadores y España está entre países de frecuentación más baja de toda la UE. De la mitad de la población que no va al dentista con regularidad, el 21% admite que no lo hace por una cuestión económica frente a un 56% que acuden cuando tienen algún problema. La prevención, por tanto, no parece ser una motivación para ir al dentista y el coste de los tratamientos un motivo para pensarlo dos veces.

La crisis ha influido decisivamente en el deterioro de la salud bucodental de los ciudadanos, a los que descuidar su boca ha mermado su calidad de vida, ya sea porque han experimentado dolor (21%), por tener problemas para masticar (17%) o simplemente porque se sienten incómodos para sonreír o hablar con otros por la apariencia de sus dientes (6-4%). Mientras tanto, la prevalencia de enfermedades bucales muestra una realidad preocupante. Según los datos facilitados por el Colegio Oficial de Dentistas de Córdoba, la caries es el proceso más frecuente y se estima que un 86,5% de los cordobeses mayores de 12 años tienen caries permanentes en sus dientes. Los mayores de 65 años son los más afectados. De ahí que casi un 14% no tenga ni un solo diente en la boca.

Los menores tampoco se libran. El 31% de niños con menos de doce años tiene caries en los dientes de leche, a lo que se suma el problema de las malposiciones dentarias, que llevan casi indefectiblemente a los brackets. «De un tiempo a esta parte, por el tipo de alimentación blanda de los niños, que les lleva a masticar poco, los dientes de leche ni siquiera se caen solos, lo que deriva en problemas de maloclusión», explica Roldán, «si el de leche no se cae, el nuevo sale mal de raíz en su arcada y, en última instancia a un tratamiento corrector».

Según la información facilitada por el Colegio de Odontólogos, el porcentaje de niños de 15 años con maloclusión moderada severa, que requiere de tratamiento ortodóntico está en torno al 14.6%. De quienes portan una ortodoncia, un tratamiento vinculado a la adolescencia, casi un 3% tienen entre 35 y 44 años.

Otra de las dolencias más frecuentes en la edad adulta es la enfermedad periodontal, antigüamente conocida como piorrea, una fuerte infección en la encía que empieza con una inflamación crónica y que puede acabar destruyendo el hueso de soporte de los dientes. Uno de cada tres adultos la padecen. Según los últimos estudios, la hipertensión, el sobrepeso, el síndrome metabólico, el colesterol elevado y el consumo de tabaco son factores de riesgo para sufrir esta dolencia.

El consumo del tabaco o alcohol, una dieta poco saludable, el estrés o factores genéticos están detrás de esta enfermedad que podría atajarse con una detección temprana.

El cáncer de boca, que en la mayoría de los casos se detecta en la sala del dentista y que suele presentarse como una pequeña herida, úlcera, un bulto o una placa roja que no mejora notablemente dos semanas después de su aparición, se encuentra actualmente entre los diez cánceres más frecuentes. Sin embargo, en el 85% de los casos se diagnostican de forma tardía porque no se realizan revisiones periódicas en el dentista, lo que dispara su mortalidad.