Ya tenía fecha de desalojo, el 8 de febrero. Y no es la primera notificación que recibe. Pero dos días antes de Reyes, recibió una llamada comunicándole que el contrato de alquiler se le ampliará al menos un año más. «El mejor regalo de Reyes que podía recibir», asegura Rocío, aunque hubiera preferido que «fuera por dos años». Hace dos años, se salvó del desahucio tras negociar con Harrisur un alquiler social de 200 euros en la vivienda que durante años fue de su propiedad y que se quedó el banco tras una ejecución hipotecaria. Divorciada y con tres hijos de 4, 10 y 12 años, en el 2015 vio que se quedaba en la calle hasta que, con la ayuda de Anfane, negoció y logró un contrato de alquiler de dos años. Su situación económica desde entonces no ha cambiado. «Mi único ingreso es la pensión de los niños», explica, «y con eso estoy al día en agua, luz y en el alquiler de 200 euros que se fijó». En el 2017, solo pudo trabajar seis meses en Sadeco, lo que le ha ayudado a estar al día. «Yo no hago ascos a ningún trabajo, pero estoy muy limitada por los tres niños, así que lo de Sadeco fue perfecto porque era de 8 a 14 horas y me podía apañar con el aula matinal», señala. Rocío, una mujer guerrera y positiva, dice que siempre mira a los demás. «Tenemos salud y familia que nos echa una mano, solo quiero quedarme en casa».